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La poca o nula experiencia de la titular de la Sener Rocío Nahle…

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Ernesto Osorio

En plena contingencia por la escasez de gasolina en la Ciudad de México, conocí la semana pasada a un taxista que apasionadamente defendía la estrategia implementada por el Presidente de la República de México Andrés Manuel López Obrador para acabar con el robo de combustible en el país.

Al pasar por una estación de servicio donde una fila de vehículos esperaba cargar combustible, se me ocurrió preguntarle si el desabasto de gasolina le afectaba para trabajar. De inmediato, sentí cómo su mirada se clavaba sobre de mí a través del espejo retrovisor y con un tono retador me respondió con otra pregunta.

“¿Le parece problema hacer fila?, o ¡que nos sigan viendo la cara de pendejos!!”

Su reacción me dejó frío y recuerdo que entre balbuceos, le respondí que el delito o negocio del huachicoleome parecía más grave que el hacer una fila. Luego traté de explicarle –a mi manera- que aunque la intención del gobierno federal para enfrentar el robo de combustible es muy buena, a mi parecer había faltado planeación para implementarla.

El conductor cambió el tono y más conciliador me dijo estar de lado del Presidente de la República, pues un negocio amparado en la corrupción como éste, se solapó (con beneficios o sin ellos) por al menos los últimos cuatro Presidentes en complicidad con la dirigencia sindical y algunos empresarios del ramo petrolero; me compartió las cifras que ha dado a conocer el gobierno federal sobre lo que representaba ese negocio y me hizo comparaciones con algunos presupuestos de programas sociales o de gobiernos estatales para que pudiera entender las dimensiones del problema.

Comparto con usted esta experiencia, pues estoy convencido de que a veces reaccionamos irracionalmente a una situación inesperada y no nos tomamos el tiempo para revisar información real y reflexionar sobre de ella, pero sobre todo, porque a veces hace falta conversar entre nosotros como ciudadanos para entender de un mejor modo las acciones que toman nuestros representantes en el gobierno.

Si, debo confesar que soy escéptico y que todavía me quedan algunas dudas sobre la forma improvisada con la que actuó el equipo del señor Presidente para poner en práctica esta decisión, que insisto me parece ser muy buena en el fondo, pero muy mal aplicada en la forma.

Por ejemplo, antes de tomar la decisión de comenzar a cerrar los ductos, alguien debió poner al tanto al Presidente de que la esposa de su Secretario de Comunicaciones y Transportes (Javier Jiménez Espriú), Margarita Gutiérrez es accionista de Grupo Idesa, una firma que recibió permisos de la Secretaría de Energía para la importación de millones de litros de gasolina y turbosina entre 2016 y el 2018.

Haberlo hecho le hubiera ahorrado una mancha más al expediente del funcionario que aún no sale bien librado de las críticas que le generó la cancelación del Aeropuerto en Texcoco, y que indudablemente alcanzaron a golpear la imagen del nuevo gobierno federal.

La poca o nula experiencia de la titular de la Sener Rocío Nahle en materia de distribución, almacenamiento y entrega del combustible al territorio nacional y la de su propio equipo de colaboradores se demostró también al enterarnos que al menos 24 buques permanecieron estacionados por cinco días en el Golfo de México, ante la imposibilidad de poder descargar, ya que las terminales marítimas se encontraban saturadas porque los ductos estaban en revisión.

Mitchel Dehesa, director de Negocios Downstream Oil & Gas en SGS México, empresa especializada en el ramo de distribución de combustible, asegura que Pemex podría enfrentar penalizaciones que van de los 25 mil a 30 mil dólares diarios por barco y por cada día en que permanecieron detenidos. ¿Lo sabía el Presidente de la República?

Supongo que tampoco hubo quien le advirtiera de las pérdidas que podría ocasionar un desabasto temporal del energético, y que de acuerdo con la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) fueron de mil.250 millones de pesos (US$66 millones) en solo tres estados durante la primera semana. A eso, súmele las pérdidas que dejará al campo mexicano las toneladas de productos que se echaron a perder, por la falta de camiones cargados para llevarlos a  mercados y Centrales de Abastos en los estados afectados.

¿Cuánto suman todas estas consecuencias? ¿Quién cargará con el costo de esta primera semana de estrategia? ¿A cuántas pensiones presidenciales equivale el monto de lo perdido?

La bandera principal de este gobierno es el combate frontal contra la corrupción y la eliminación de todos los privilegios y negocios creados al amparo de esta práctica y nadie en su sano juicio puede estar en contra de ello, pero no se puede avanzar, si quienes son designados para aplicar estas medidas actúan de manera improvisada o sin conocimiento alguno.

En momentos como este, son más los ciudadanos que a pesar de las molestias, se muestran a favor de las medidas implementadas y están dispuestos a seguir resistiendo y ello implica un doble compromiso para Andrés Manuel López Obrador, pues ahora no solo debe ganar la guerra contra el huachicoleo,sino también demostrar que tiene un equipo lo suficientemente capaz para lograrlo y ello incluye al encargado de generar la información oficial quien debe mostrar una conducta imparcial, objetiva y sin apasionamientos.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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