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SCREWBALL / El Metro, lodazal político

Han pasado 17 años de ese acontecimiento y las instalaciones no muestran mejora alguna.

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Ernesto Osorio

Quien piense que la muerte de una mujer por la negligencia y omisión de policías y funcionarios en la estación Tacubaya no es un problema mayúsculo para la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum está en un error. Este y otros incidentes recientes que involucran al Metro encendieron ya los focos rojos en el círculo más cercano de sus colaboradores y todo apunta a un conflicto político al que algunos colegas y medios de comunicación se han montado, equivocadamente.

Algo similar sucedió en el 2002, cuando el entonces Jefe de Gobierno Andrés Manuel López Obrador enfrentó un sorpresivo  paro de labores convocado por el dirigente de los trabajadores  Fernando Espino, quien entonces acusó  “un riesgo inminente de seguridad en las instalaciones del Metro, por falta de recursos para su mantenimiento”

Recuerdo que Espino, quien en ese momento era diputado del PRI en la Asamblea Legislativa, había convocado a varios reporteros a visitar los talleres de Ciudad Sahagún y verificar el mal estado de los trenes y de sus instalaciones y en atención a esa convocatoria lo visité en sus oficinas dela estacón Juanacatlán de la Línea 1.

Tras recibirme, me mostró un kit de herramientas muy desgastadas que cuando tuve en mis manos, noté que tenían un número grabado al que se anteponía la palabra “inventario”, por lo que le pregunté, ¿por qué tenía herramientas en su oficina, siendo que el estaba comisionado y las mismas, todavía estaban en uso? Luego de tartamudear un poco me explicó que “como trabajador, a él le correspondía tenerla bajo su resguardo personal” y sin más, me la arrebató y dio por terminada la conversación.

En ese momento supe que Espino buscaba el golpeteo mediático contra el Jefe de Gobierno, pues meses atrás, el director en ese entonces del STC Javier González Garza  había detectado, entre otras cosas, duplicación de plazas, una nómina de aviadores y faltantes de herramientas en los talleres, además de una burocrática muy obesa que López Obrador había ordenado reducir. Era obvio que los privilegios de Espino se habían acabado y él sabía que tenía que actuar, pues ya se integraban indagatorias penales en su contra. Por eso organizó el sorpresivo paro. Al final, el gobierno atendió la demanda de los trabajadores y  Espino logró transitar hacia su candidatura a una curul en las elecciones intermedias de 2003 para la Cámara de Diputados. El tema, quedó sólo para el anecdotario.

Han pasado 17 años de ese acontecimiento y las instalaciones no muestran mejora alguna. Los vicios de corrupción en la estructura administrativa y sindical del Metro prevalecen y la última administración del actual diputado local del PRD Jorge Gaviño, no solo fue omisa e inepta para resolver estos problemas, sino además incapaz para lidiar con el manejo político que implica la dirección de este estratégico sistema de transporte.

¿Qué por qué digo esto? Cuando Florencia Serrania llegó a la Dirección del Metro en diciembre pasado, supe por personas cercanas a ella, que no fue muy de su agrado la designación  pues ya había ocupado el cargo de 2004 al 2006 y durante ese tiempo le resultó imposible lidiar con los líderes del Sindicato que dirige Espino, quien para entonces, era ya diputado federal. Sabía que el reto sería difícil y así se demostró rápidamente.

A principios de febrero pasado, Serranía recorrió la estación Tacubaya luego de un incidente registrado con las escaleras eléctricas  que se difundió por redes sociales y levantó gran alboroto. Durante su recorrido, nos declaró a varios reporteros que había detectado el manejo inadecuado de 17 mil millones de pesos del presupuesto del Metro en 2017 y que había dado ya vista tanto a la Contraloría como a la procuraduría para actuar en consecuencia.

Días después y por las redes sociales, se denunciaron secuestros y abusos contra mujeres en andenes e inmediaciones de las estaciones del Metro, hasta hacerse virales, por lo que la Jefa de Gobierno ordenó implementar operativos policiacos en las estaciones y agencias móviles del Ministerio Público para atender demandas de las usuarias. Ese, fue el primer golpe o aviso para la actual administración,  para que no siguiera investigando. .

El segundo vino en marzo, cuando la Directora del Metro dispuso la reparación inmediata de las escaleras del Metro, pues luego del incidente en Tacubaya los reportes de mantenimiento le obligaron a suspender temporalmente su servicio ya que exponían potencialmente a los usuarios a una tragedia. De nueva cuenta, a través de “las benditas redes sociales” se viralizaron escenas de adultos mayores, personas enfermas y mujeres embarazadas, subiendo los 235 escalones de la Línea 7, hecho que también obligó a las autoridades a colocar personal voluntario para ayudar a las personas a subir las escaleras y se brindó apoyo en autobuses para que tuvieran un transporte alternativo mientras se reparaban.

Ahora en abril, nos recetan el caso de la señora Guadalupe Fuentes Arias, una usuaria que en febrero pasado sufrió un infarto cerebral en la estación Tacubaya (curiosamente, otra vez Tacubaya) y que hasta ahora nos enteramos que falleció por la negligencia de policías bancarios que no atendieron la emergencia. El video sobre los hechos, llegó a un solo periódico, el mismo que mantiene una confrontación abierta contra el Presidente López Obrador y que publicó en su primera plana, pero con dos meses de retraso pues los hechos, se registraron en febrero.

¿Qué pasó durante todo ese tiempo?; ¿Se enteró en su momento la Jefa de Gobierno y su directora del actuar de los policías y los funcionarios en este caso? Entiendo que no, pues hasta ahora están procediendo contra los responsables. ¿Quién filtró los videos al periódico Reforma?, ¿serán los que viralizaron los otros incidentes por redes sociales?: Lo cierto, es que Florencia Serrania tiene al enemigo en casa y que las filtraciones serán cada vez más, si su jefa Claudia  Sheinbaum no actúa antes y revela todo lo que ha encontrado.

Dentro del Metro hay tres organizaciones sindicales. Espino Arévalo encabeza la más poderosa, pues tiene 203 comisionados sindicales, todos ellos con cargo, incluidos algunos familiares que ocupan plazas que van desde supervisores, operadores de trenes y jefes de sección, hasta taquilleras.

En 2016 y con base en un reporte del ex gerente de presupuesto del STC Cear Adrián Basilio,  el Metro destinó 36 millones 431 mil pesos para los sindicatos y la asociación sindical. En el primer trimestre de 2017 (enero–marzo), el sindicato de Espino recibió 234 mil 570 pesos… Ah, por cierto, en ese mismo año, Espino Arévalo – ya del PVEM- mostró su apoyo a la candidata de Morena al Gobierno del Estado de México, Delfina Gómez.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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