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SCREWBALL / ‘Mentiras piadosas’

Sabemos de muy buena fuente que de los once nuevos alcaldes de Morena, existen dos mujeres que muy pronto dejarán el cargo…

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El pasado 1 de octubre, la Ciudad de México inauguró una etapa más de su incipiente vida democrática con el nacimiento de una novedosa figura de representación popular.

Las nuevas alcaldías, que remplazan a las extintas jefaturas delegacionales, surgieron como una apuesta a los gobiernos participativos, donde vecinos y vecinas de todas las demarcaciones podrían incidir, al menos de manera indirecta y a través de un grupo de personas, en la toma de decisiones para beneficio de su demarcación.

Lamentablemente y como suele suceder en todos estos casos, la mayoría de los ciudadanos desconocían a detalle los alcances que tendría esta nueva figura de gobierno y, aprovechándose de eso, los candidatos salieron a convencer a la gente sin la convicción de explicarles esta nueva realidad.

Digámoslo de una manera sencilla: los alcaldes dijeron que serían nuevos delegados que integrarían concejales al ejercicio de su gobierno para que las decisiones no fueran unipersonales, como solía hacerse en el pasado.

Todas las decisiones, el presupuesto, los planes y proyectos de inversión, programas, atención y servicios para los vecinos, serían acciones de gobierno que implementarían los nuevos alcaldes junto con los concejales una vez que todos los hubieran revisado y aprobado.

Sonaba bien ¿no?, sin embargo, lo que se plasmó en el papel distó mucho de ser lo que realmente está sucediendo, pues algunos de estos alcaldes demuestran que la mentira y el engaño se sobreponen a su promesa de llevar el bienestar social.

La mentira política la utilizan los gobernantes para hacer prevalecer sus propios intereses por encima de sus gobernados.

Conocidas también como “mentiras piadosas”, esas mentiras políticas existen y se justifican desde la filosofía que Platón describe en su obra “La República”, donde se consideraba a los gobernados como unos idiotas frente a sus gobernantes, incapaces de entender cuál es el interés público. “Si alguien debe tener el privilegio de mentir, ese alguien debería ser el gobernador del Estado”, escribía el filósofo griego, y desde entonces la mentira ha caminado a lado de todo gobernante.

Como todos sabemos, de las 16 alcaldías que existen, 11 quedaron en manos del partido oficial, Morena; dos quedaron para el PRD, una para el PAN y una más para el PRI, en tanto que Coyoacán se encuentra indefinida, luego del resolutivo del Tribunal Electoral que anuló los comicios en esa demarcación.

Podría decirse que por estas trampas el PRD marcó el amanecer de esta nueva representación política de la capital, pero no es así.

La ambición de poder, la mentira y la simulación, superan cualquier aspiración democrática, legítimamente ciudadana, y de ellas no sólo se contagió el PRD.

Sabemos de muy buena fuente que de los once nuevos alcaldes de Morena, existen dos mujeres que muy pronto dejarán el cargo, pues lo consideran poca cosa para el momento cumbre que vive Andrés Manuel López Obrador como Presidente electo de nuestro país.

Layda Sansores, en Álvaro Obregón, y Clara Brugada en Iztapalapa, dejarán antes de marzo próximo su alcaldía para sumarse al gobierno federal.

Los argumentos que presentarán, será que les convoca el llamado de su líder para asumir una nueva responsabilidad en la construcción de “la cuarta transformación” y que por tanto deben dejar su responsabilidad en manos de un sustituto o sustituta.

¿Dónde queda el compromiso por trabajar en favor de los vecinos de estas delegaciones? ¿sienten que el cargo les queda chiquito, ante la alternativa que tienen de poder ampliar sus expectativas personales? ¡qué desfachatez!

Pero Sansores y Brugada no son las únicas en mostrar ese desdén a los ciudadanos.

Recién nos enteramos que los alcaldes de Venustiano Carranza, Julio César Moreno, y Octavio Rivero, de Milpa Alta, del PRD, así como Santiago Taboada, del PAN en Benito Juárez, integraran su equipo de trabajo con colaboradores sólo de su partido, pues la promesa de formar “gobiernos de coalición” se quedó en eso, en una promesa.

Como aspirantes al cargo llegaron ofreciendo un gobierno con participación plural, que marcaría la diferencia con los anteriores y que abriría espacios para privilegiar los objetivos ciudadanos, por encima de los intereses de partido o personales, pero al final nada fue así.

¿En dónde quedó su palabra? ¿cuánta credibilidad se le puede atribuir a quienes ostentan hoy ese cargo? ¿hasta dónde llega su responsabilidad política para enfrentar los compromisos adquiridos? ¿a qué se redujo el respeto al ciudadano?

Al final vemos que ese cambio prometido fue sólo una simulación, engaños para alcanzar sus intereses particulares, burdas “mentiras piadosas” que al parecer no terminarán y seguirán acompañando el caminar de nuestra grey política.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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