Por Ernesto Osorio
@Brosorio / @Gaceta_C / @discursoydebate
Este miércoles se cumple una semana del ofrecimiento que hiciera el secretario de Gobierno de la capital, Guillermo Orozco, y el titular del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex), Ramón Aguirre, de que la contingencia por la falta de agua se resolvería. Sin embargo, los reportes más recientes del mismo Sacmex dan cuenta de que prevalece el desabasto en delegaciones como Venustiano Carranza, Iztacalco e Iztapalapa.
¿Qué está pasando con el agua?
La explicación técnica que ha dado el titular del Sacmex es que la intensa ola de calor de hace algunos días en el país, afectó hasta reducir en un 40 por ciento la capacidad de las presas y que debido a ello la presión hacia las delegaciones de la zona oriente de la Ciudad de México se redujo.
Hubo otra versión, en el sentido de que la Comisión Nacional del Agua (Conagua) realizaba trabajos de mantenimiento al sistema Cutzamala y que no solo la zona oriente, sino toda la ciudad está recibiendo una menor cantidad de agua. Pero ambas suenan reiterativas y poco convincentes.
La verdad es que el líquido vital que está consagrado como un derecho constitucional, es objeto de un sucio y cruel manejo político por parte de quienes detentan la autoridad y control de la infraestructura que permite que el agua se entregue a los hogares, y de quienes alguna ocasión tuvieron ese control.
Apenas el domingo pasado seguidores del candidato de Morena a la alcaldía de Iztacalco, Armando Quintero, denunciaron que Elizabeth Mateos, la candidata del Frente al mismo cargo, se aprovecha de la crisis de agua para dirigir el tandeo por pipas y condicionar el abasto a los ciudadanos, a cambio de la credencial de elector y la promesa de votar en favor del PRD.
La contratación de las pipas a la empresa “Elisa” corre a cargo de la Dirección de Participación Ciudadana de la misma Delegación y todos los días se contratan 10 pipas con capacidad de 10 mil litros cada una para repartir el agua, las cuales se pagan con presupuesto de la Delegación.
Pero estas acusaciones no son nuevas, pues en marzo pasado Elizabeth Mateos delató a seguidores de Morena de ser quienes cerraban las válvulas de agua desde las coladeras para generar el enojo de los ciudadanos hacia el responsable del suministro: el entonces delegado Carlos Estrada.
Los señalamientos de Mateos siguieron a una declaración inicial que hiciera el Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, en donde señalaba que se había detectado el sabotaje con las cámaras de vigilancia y que la procuraduría trabajaba ya al respecto.
Se identificó a tres militantes de Morena: Aidé Valencia, activista del Barrio San Pedro, y Valentín Rivera y Pablo Domínguez, de la colonia Juventino Rosas. Los tres fueron denunciados, pero no se les ha fincado responsabilidad alguna. Esta misma semana tuvimos conocimiento de algunas reuniones que se realizaron en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento, en las cuales se puso sobre la mesa el futuro del actual director del Sacmex, Ramón Aguirre Díaz.
En dichas reuniones se comentó que el titular del Sacmex es quien ha ordenado reducir la presión en algunas demarcaciones y de esa forma enviar el mensaje a los candidatos y candidatas a la Jefatura de Gobierno de que el control sobre el sistema y su estructura lo ostenta él, y que antes de pensar en cualquier cambio en su titularidad, primero deberán negociar.
Lo anterior no suena tan descabellado, pues el ingeniero Ramón Aguirre lleva ya dos administraciones al frente del Sacmex, sin que se haya cumplido con lo que se comprometió a hacer desde su primer día: mejorar el sistema de abasto de agua.
Aunque no se le identifica con filiación política alguna, lo cierto es que el ingeniero Aguirre se alejó los últimos meses de la administración de Miguel Ángel Mancera de manera más que evidente, pues ni aún en la emergencia de los sismos del 19-S se le vio activo en las labores de reconstrucción.
Tampoco fue promotor de la reforma a la Ley hídrica que impulsó Mancera, pero que regresó a los diputados de la ALDF por tener inconsistencias jurídicas y que a la fecha se mantiene pendiente de dictaminar.
Como quiera que sea, una cosa si es cierta: que miles de familias padezcan de la falta de agua obedece, más que a una situación climática o técnica, a la mezquindad con la que las autoridades responsables de llevar el agua a los hogares han actuado.
Aquí, los defensores de los Derechos Humanos tienen un frente abierto, que hasta el momento no han querido o no se han decidido a investigar.
