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SCREWBALL / ¡Ni una más!

Seguramente usted recordará el programa que implementó el gobierno capitalino en mayo de 2016 y que fue la entrega de silbatos para que las mujeres que fueran víctimas de acoso o violencia en el transporte público los hicieran sonar…

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Ernesto Osorio

El pasado fin de semana, centenares de mujeres marcharon hacia el zócalo de la capital para exigir al gobierno de esta ciudad poner un alto a los feminicidios y secuestros que se han incrementado en los últimos días en las inmediaciones de algunas estaciones del Metro.

Caminar a lado de ellas me hizo compartir la rabia e impotencia que sienten al saberse desprotegidas y a merced de la delincuencia; pero también pude percibir su dolor, su angustia, su pena por haber perdido a una amiga, una hija, una hermana o una madre a manos de criminales.

Conversé con algunas de ellas y en sus palabras encontré odio, enfado, una sed de venganza que se percibe a corta distancia. ¡¿En dónde están los que dijeron que iban a cambiar las cosas?!, reacciona Mónica con el llanto atorado en la garganta y a quien en dos ocasiones ya la han intentado “levantar” de las inmediaciones de la estación del metro Universidad.

“La primera vez fue de día, todavía había gente en el paradero y de repente una camioneta se paró junto a mí, el que manejaba me preguntó por una calle y cuando le iba a responder, sentí por detrás que me jalaba un tipo para meterme a otro carro; comencé a gritar, logré zafarme y salí corriendo. No se cómo fue que llegue a una farmacia y ahí pedí auxilio a una señora. Levanté la denuncia pero nunca dieron con los tipos, y como siempre, se cansaron de investigar. Pero, como un año y medio después, me volvieron a interceptar; ahora eran dos mujeres las que me engancharon haciéndome preguntas sobre la escuela. Un sujeto me empujó, quedé en el suelo y me comenzó a golpear pero como había todavía luz, un señor pasó y también empujó al tipo que me estaba golpeando; él le decía que era mi novio, pero yo no podía decir nada porque estaba muy asustada.

Mónica agradece estar viva para poder contarlo y me pide no quedarme callado. “¡Plátíquelo, compártalo con su esposa, su hija o su hermana, solo nos queda cuidarnos entre nosotras porque estamos solas”

Y si, estan solas pues las estadísticas confirman que la incompetencia de quienes estaban al frente de las instituciones encargadas de procurar justicia y seguridad pública en la pasada administración fue más que ejemplar.

De acuerdo con el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, durante los últimos dos años se incrementaron los casos denunciados ante el Ministerio Público, pero la Procuraduría General de Justicia se negó a clasificar los asesinatos de mujeres bajo esa figura y los dejó solo como homicidios simples.

En los últimos cuatro años, la procuraduría capitalina registró 576 asesinatos de mujeres en la Ciudad de México, pero solo abrió 237 carpetas de investigación por feminicidio. Destacan sobre todo las demarcaciones de Cuauhtémoc, Gustavo A. Madero e Iztapalapa donde se registraron más feminicidios.

La frialdad de los números deja al descubierto no solo la incapacidad y falta de oficio de quien era el procurador Rodolfo Ríos para atacar el problema, sino también la percepción que sobre la violencia hacia las mujeres tenía el Jefe de Gobierno y actual senador Miguel Ángel Mancera.

Seguramente usted recordará el programa que implementó el gobierno capitalino en mayo de 2016 y que fue la entrega de silbatos para que las mujeres que fueran víctimas de acoso o violencia en el transporte público los hicieran sonar a fin de que un policía de inmediato les pudiera auxiliar.

A la larga, “el pito” de Mancera no solo fue un fracaso, sino que además nos costó a todos algo así como dos millones de pesos que fueron a enriquecer a la empresa Corporación Mexicana de Impresión, que fue la firma que ganó la inútil licitación.

Pero ese no fue el único desliz que tuvo Ríos para entender que las dimensiones que tenía el problema de la violencia de género hacia la mujer en nuestra ciudad eran graves. Días antes de ser separado del cargo, la Comisión de Derechos Humanos emitió una Recomendación para evidenciar diversas violaciones al debido proceso en la investigación del caso Narvarte, un homicidio múltiple donde cuatro mujeres perdieron la vida en un departamento ubicado en esa colonia. En esa ocasión, el procurador ignoró la visión de género que obliga el protocolo institucional para conocer de esos casos.

Y qué decir de la estigmatización adelantada que hiciera de la joven Lesvy Berlín, estudiante de la UNAM que apereció muerta en Ciudad Universitaria y a quien Ríos –a través de las redes sociales que manejaba su personal- señaló como una mujer de vicios que ya no estudiaba.

La torpeza del ex procurador ahora le cobra factura a la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum y a su procuradora Ernestina Godoy, quienes ahora enfrentan la etapa más crítica de la violencia de género en nuestra capital.

Las medidas anunciadas para reforzar la seguridad en el transporte servirán por un tiempo, pero será necesaria una estrategia más amplia, integral y de largo plazo que permita abatir la violencia hacia la mujer y para ello, la Jefa de Gobierno deberá acercarse a expertos, organizaciones civiles que han trabajado el tema de feminicidios para que le ayuden a definir un plan de acción, que sí funcione.

¡Ni una mujer más!

Los datos actualizados del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) arrojan que en diciembre de 2018, se registraron 2 mil 842 víctimas de homicidio intencional y 74 de feminicidio. En total 2 mil 916 personas asesinadas.

De las 34 mil 202 personas asesinadas en todo 2018, 33 mil 341 corresponden a víctimas de homicidio doloso y 861 a mujeres víctimas de feminicidio.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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