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SCREWBALL / Reflexiones

Hace seis años, Marcelo Ebrard y Alejandra Barrales tejieron una alianza que llevaría a la entonces presidenta de la ALDF a ser la candidata natural del PRD a la Jefatura de Gobierno…

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Por Ernesto Osorio

@Brosorio, @Gaceta_C y @discursoydebate

Este miércoles concluyen las campañas políticas y, de aquí al domingo, los mexicanos tendremos que reflexionar serenamente sobre a quién darle nuestro voto para dirigir el país por los próximos seis años.

Para el caso de la Ciudad de México, la única certeza que tenemos es que nos gobernará una mujer, hecho que, sin lugar a dudas, y más allá de etiquetas tenemos que reconocer como un avance de nuestra incipiente democracia chilanga.

Claudia Sheinbaum, de la coalición “Juntos Haremos Historia”, y Alejandra Barrales, de la alianza “Por la Ciudad de México al Frente”, son las dos alternativas que tenemos con base en las encuestas, pues entre ambas se dividen la mayor parte de las preferencias electorales.

Del resto de las y los aspirantes de la contienda, asistir como reportero a algunos de sus eventos de campaña y escucharlos hablar ante la ciudadanía nos permitió conocer la poca seriedad con la que asumieron esta contienda. Si vieron el último debate, el chiste se cuenta solo.

¿Cuál es el panorama, pues, que se nos presenta con la propuesta de estas dos mujeres? Tenemos de dos: seguimos sobre la misma ruta que nos trazaron los últimos dos gobiernos encabezados por Marcelo Ebrard y Miguel Ángel Mancera o regresamos al pasado para ubicarnos al final del sexenio de Andrés Manuel López Obrador.

Para nadie es una novedad entender que la oferta de la doctora Sheinbaum busca retomar el camino que trazó aquí su mentor y jefe político. Ella misma lo ha expresado en varias entrevistas y también al asegurar que va a regresar “La Ciudad de la Esperanza”. Sin embargo, para la doctora Sheinbaum no fue con Marcelo Ebrard donde se perdió el rumbo.

Es obvio que deslinde a su compañero de partido de los errores que tuvo como gobernante y dirija los ataques a quien le entró al quite para salvar la capital, luego de una fallida estrategia de sucesión planeada por el mismo Ebrard en 2012.

Hace seis años, Marcelo Ebrard y Alejandra Barrales tejieron una alianza que llevaría a la entonces presidenta de la ALDF a ser la candidata natural del PRD a la Jefatura de Gobierno, pero un acercamiento de la actual candidata del Frente al profesor René Bejarano, sin conocimiento de Ebrard, echó por la borda el compromiso y el Jefe de Gobierno tuvo que buscar un nuevo candidato.

Su mejor apuesta fue Mario Delgado, actual senador con licencia del PT y ex secretario de Finanzas de Ebrard, pero su trayectoria gris obligó a que al interior del PRD se definiera una terna donde cada una de las “tribus” catapultó a su mejor carta.

Alejandra Barrales, Gerardo Fernández Noroña, Joel Ortega y Martí Batres aceptaron someterse a una encuesta, junto con una nueva propuesta de Ebrard: un amigo cercano que le ayudó a salvar la procuraduría capitalina luego de la tragedia del “News Divine” y que él mismo recomendó a AMLO para su defensa en el caso del desafuero promovido por Vicente Fox, el doctor Miguel Ángel Mancera.

El manoseo del proceso de selección del candidato terminó por ayudar a que la imagen del doctor Mancera emergiera del lodazal perredista y con una amplia mayoría ganó la encuesta para ser el candidato de la izquierda en el 2012.

En su momento, tanto Ebrard como López Obrador celebraron que una imagen limpia, alejada de la arrogancia partidista, se perfilara a salvar el gobierno de la capital. Y lo logró, Miguel Ángel Mancera ganó la elección y fue el gobernante más votado en la historia de la capital con más de 3 millones de sufragios, aun sin ser militante del PRD.

A su llegada al gobierno, las huestes del Sol Azteca se lamían los bigotes, pues se advertían ocupando cargos dentro de la nueva administración, pero se quedaron con las ganas. El gabinete del doctor Mancera se integró, en su mayoría, con personas alejadas del ámbito político-partidista.

Pero como en toda elección federal, la ciudad no escapó a los conflictos post electorales a nivel nacional y se convirtió en el crisol de las confrontaciones entre Enrique Peña Nieto y López Obrador.

Mancera tuvo que sortear embestidas y ataques del incipiente Movimiento de Regeneración Nacional, pues se negó a declarar la desobediencia civil pacífica y aislar a la capital del pacto federal para prometer lealtad al proyecto del tabasqueño.

Gobernar de manera consensuada con el gobierno federal fue para la anquilosada izquierda que se mantenía en el PRD una traición y, poco a poco, sus dirigentes fueron abandonando sus filas para sumarse a Morena.

Curiosamente, la única pre candidata que no reconoció en su momento que Mancera había ganado la encuesta que lo llevó a la Jefatura de Gobierno fue Barrales, la otra apuesta que tenemos los capitalinos para elegir gobernante. ¿Que dónde quedaron los protagonistas de esta historia?, la mayoría están a la vista en Morena. Dicen que quien no conoce su historia, está condenado a repetirla.

Usted, tiene la última palabra.

*Fundador y Director editorial CDMX de los portales digitales de información www. discursoydebate.com y www.gacetaciudadana.com. Cuenta con 25 años de trayectoria periodística trabajando la fuente política y social de la Ciudad de México. Es diplomado en artes culinarias y jugador amateur de soft-baseball. Su columna “Screwball” se publica en www.gacetaciudadana.com

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