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SCREWBALL / Serenidad y paciencia

La sobre exposición del presidente electo y este ofensivo protagonismo que muestran varios de sus colaboradores, no abona en nada a la imagen de un gobierno honesto, firme, decidido democrático y abierto.

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Ernesto Osorio

Se cumplen 108 días de la victoria que obtuvo Morena y sus aliados en el pasado proceso electoral y sólo faltan 46 para que Andrés Manuel López Obrador rinda protesta como Presidente de todos los mexicanos ante el Congreso de la Unión.

Durante todo este tiempo, la sobre exposición del Presidente electo, así como el protagonismo que han mostrado algunos de sus colaboradores o militantes de su partido, han marcado ya al próximo gobierno, lamentablemente para mal.

Algunos ejemplos de lo que ambas conductas han ocasionado los conoce usted muy bien: incongruencias entre lo que se dice y se hace (la designación de Manuel Bartlett o el Tupperware Challenge con la boda en Puebla); los tropiezos a la hora de reaccionar a momentos incómodos (prensa “fifí”, corazoncitos), la imprudencia solapada (el diputado Cipriano Charrez, de Hidalgo, y el accidente donde murió un joven) o la censura indirecta (el artículo retirado de un periódico a raíz de una fotografía incómoda del hijo menor del presidente electo) son problemas que el mismo mandatario electo y sus seguidores se ocasionaron; nadie se los perpetró.

¿Qué pasó ahí?, ¿faltan asesores?

Hace días hojeaba un libro del politólogo estadounidense Robert Greene, en donde el autor enumera 48 consejos o “leyes” que debe tener en cuenta todo gobernante para ejercer de mejor manera el poder, y al cotejarlas con algunos hechos que ha protagonizado nuestro presidente electo, encontramos que muchas de ellas las ha transgredido totalmente.

Por ejemplo, una de estas leyes sugiere a los gobernantes decir siempre lo menos necesario, y en el tema del futuro del nuevo aeropuerto nuestro presidente electo ha sido hasta en exceso prolífico.

Con tantas referencias, explicaciones y declaraciones, Andrés Manuel López Obrador se ha enredado para explicar los “pros” y “contras” que existen en caso de continuar con el proyecto en Texcoco y en la de su alternativa, que pretende construir dos nuevas pistas en la Base Aérea militar de Santa Lucía.

A unos cuantos días de que se realice la consulta ciudadana para decidir sobre alguna de estas dos opciones, la opinión pública tiene más dudas que certezas y resulta preocupante que en vez de frenar tanto frenesí por hacer pública la información sobre el tema, nadie se tome un momento para analizar lo que se maneja en medios y en elaborar una estrategia de comunicación firme, definida y por demás objetiva, en la que la población conozca los alcances de una decisión de este tamaño.

Por razones que no vienen al caso exponer aquí, tuve la oportunidad de platicar con elementos de las fuerzas armadas que viven en la Base Militar de Santa Lucía, y en ellos encontré no sólo la molestia de imaginar que tendrán que cambiar de casa, sino una preocupación real sobre las consecuencias que dejará para la seguridad nacional el convertir esta base en un aeropuerto alterno.

“Esto es una instalación militar estratégica para la seguridad nacional de todo el país”, me dijo uno de ellos, y me detalló que en este lugar se han preparado para atender situaciones en caso de emergencia, ya sea militar o por un desastre natural.

En esta zona militar viven cerca de mil 500 familias, hay cuarteles para batallones completos y una escuela de instrucción para soldados y pilotos. “No estamos hablando de cualquier terreno, y hasta ahorita nadie se ha preguntado ¿a dónde van a instalar esta base aérea en caso de que se haga aquí el aeropuerto?, ¿qué va pasar mientras piensan dónde ponernos?

Me decían además que si se trata de costos, por cada hectárea que le quiten a esta base militar y de acuerdo con la ley se debe retribuir económicamente al Ejército el valor económico del terreno adquirido, y ese concepto no existe hasta hoy en las proyecciones de quienes se inclinan a favor de esta opción.

¿Algún representante de Morena, ya sea legislador o futuro funcionario, se ha referido a este delicado tema?

Resulta lamentable que se vea con tan poca seriedad la definición de un asunto de estado como es este, y que en lugar de otorgar al tema la importancia que encierra, todo se resuma a informes de dudosa interpretación y a protagonismos de futuros servidores públicos, que siendo simples ciudadanos se toman atribuciones que no les corresponden.

La conducta mostrada por el futuro secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, y la futura secretaria del Medio Ambiente, Josefa González Blanco, al amedrentar a la representante legal de una empresa propietaria de un terreno dentro del lugar donde se construye el aeropuerto de Texcoco, debe ser sancionada públicamente por el Presidente electo, pues sin ostentar cargo alguno mostraron prepotencia e incurrieron en la usurpación de funciones al exigir a la abogada documentación para una posterior visita.

La sobre exposición del presidente electo y este ofensivo protagonismo que muestran varios de sus colaboradores, no abona en nada a la imagen de un gobierno honesto, firme, decidido democrático y abierto, que es la opción por la que 30 millones de personas se inclinaron en favor de Morena.

Greene lo sugiere además en sus 48 leyes: “No vaya más allá de su objetivo original; al triunfar, aprenda cuándo detenerse”; es momento que Andrés Manuel López Obrador se serene, haga un alto, y llame a sus colaboradores a hacer lo propio.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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