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SCREWBALL / Solidaridad

Señor presidente, si la crítica le incomoda, responda con madurez y altura de miras. Su designación como primer mandatario se lo exige.

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Ernesto Osorio

Terminaba de escribir el texto de esta columna el viernes pasado, cuando un horripilante video comenzó a hacerse viral en redes sociales.

Se trataba de la ejecución de una pareja con su bebé con apenas unos meses de nacido. Unos minutos después, twitter, con base en sus políticas de contenido, decidió bloquear el video, pero ya era demasiado tarde pues rápidamente se hizo tendencia nacional  y decenas de medios de comunicación lo habían ya guardado. Al día siguiente, la escena más dolorosa, la de una mujer muerta a lado de su bebé con un tiro en la cabeza ocupó las primeras planas y los periódicos se vendieron como pan caliente.

¿Es este el tipo de periodismo que merecemos?

Asumo la autocrítica gremial en el sentido de que con estas decisiones editoriales poco contribuimos a mitigar la sensación de miedo que la delincuencia ha impuesto en la capital, esperando que cada uno de nosotros haga el mismo ejercicio y entienda que la violencia e inseguridad que padecemos no es responsabilidad sólo del crimen organizado, ni del gobierno que no ha sido capaz de contenerlo. Cada uno de nosotros, es en parte responsable.

El pasado fin de semana, una querida amiga que formó parte del gobierno de la ciudad hace algunos años, me contaba que el fin de semana le tocó ver a un grupo de muchachos golpear a otro hasta llevarlo al suelo. De no haber sido por su valiente intervención, según me contó, el joven en el suelo habría muerto pues los paramédicos que lo atendieron confirmaron que los golpes habían sido contundentes.

“Lo que más me dolió, es que nadie intervino. Por más que gritaba que nos ayudaran, porque a este muchacho lo estaban asaltando, nadie se atrevió a intervenir; ninguna de las personas que caminaban por ahí, ninguna persona de las que asomadas desde su ventana, observaban la violenta golpiza como si se tratara de un espectáculo. Hemos perdido esa solidaridad que nos caracterizaba”, me escribió.

Y es cierto. ¿Sera acaso que solo una tragedia ocasionada por un desastre natural nos puede unir como ciudadanos?   ¿Es necesario que la tierra se sacuda hasta tirar edificios para defender a nuestra ciudad, y a sus habitantes? Yo espero que no.

Nuestros representantes populares son los primeros que deben asumir que se han equivocado en contribuir a este clima de apatía y violencia, al enarbolar un discurso de odio en aras de defender sus ideales y principios ideológicos. Pero más condenable aún que sea el mismo Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador quien sea el primero en atizar la hoguera de la denostación.

No, señor Presidente. A nadie le conviene seguir confrontándonos. Su discurso de campaña resultó para llegar al gobierno y lograr que su movimiento contara con el respaldo de la gente que creyó en ustedes. Debe entender que ahora está en una nueva etapa y si lo que desea es ayudar a que este país salga adelante debe hacer a un lado sus ataques. Si la crítica le incomoda, responda con madurez y altura de miras. Su designación como primer mandatario se lo exige.

Basta ya de repetirnos la perorata de la corrupción y de los privilegios de funcionarios del pasado. ¡Combátala y deje de platicarnos; basta ya hablar etiquetar a sus críticos como conservadores o fifís; basta ya de insistir que el director del Infonavit ganaba 700 mil pesos mensuales y que los privilegios de altos funcionarios eran un insulto cuando México tiene a un elevado porcentaje de su población viviendo en la miseria.

Los ciudadanos no queremos palabras, sino hechos. Le exigimos que cumpla con su deber de garantizarnos bienestar, seguridad y progreso y de recuperar esa tranquilidad que hemos perdido por la inseguridad y la violencia. ¿O es que su máxima de “amor y paz” solo aplica para el Presidente de los Estados Unidos Donald Trump?

Instruya  a sus seguidores y particularmente los que forman parte de su Movimiento de Regeneración Nacional como legisladores, líderes sociales, gobernadores y servidores públicos a cumplir con sus obligaciones y demostrar con hechos concretos que si saben hacer las cosas y no a enfrascarse en debates de confrontación y ataques.

Y a la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum bríndele su apoyo para hacer su trabajo pero no la coloque en una arena de lucha como si la convivencia con la ciudadanía fuera un pleito. Muchos, la mayoría de esos grandulones, abusivos y ventajosos a los que usted se refirió, somos ciudadanos agraviados que vivimos con miedo por la creciente sensación de abandono que se percibe ante el incremento de la inseguridad.

Su discurso de odio no le sirve a nadie y mucho menos resuelve problemas. Es cierto, este gobierno no tiene la culpa de la situación en que nos encontramos, pero ustedes, Morena, la Jefa de Gobierno prometieron un cambio, una sociedad más justa y con casi siete meses al frente, la verdad es que no vemos resultados.

Hagamos el compromiso –TODOS- de bajarle tres rayitas a la confrontación. Dejemos el odio y pongamos en práctica esa gran virtud que nos caracteriza a todos los chilangos: la solidaridad como vecinos, como familia, como empresa, como escuela. Seamos un frente común en contra de quienes se han empeñado en lastimar a los otros. El momento es aquí y ahora.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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