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Se confunde Claudia Sheinbaum

Cambiar este logo o imagen ¿Cuánto costaría? En el caso de la Ciudad de México, millones de pesos en destrucción y millones de pesos en no ingresos y millones de pesos en sustituir una imagen, nuevamente se vida sexenal.

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Marco Rascón

Parte de las reglas no escritas del sistema político mexicano, lleva a que cada 3 o seis años, los gobernantes municipales, de los estados y la presidencia de la República, buscan diferenciarse de sus antecesores.

Bajo esta regla en busca de la trascendencia histórica de cada gobernante, el país se destruye cada tres y seis años, para dar paso al nuevo gobierno que vendrá a marcar la diferencia entre un gobierno malo y uno bueno.

¿Las implicaciones presupuestales y financieras? Obras públicas sin acabar; programas sociales y económicos sustituidos por otros similares, pero con distinto nombre y uno infaltable: el cambio de los logos o emblemas del gobierno que implica el cambio de toda la papelería oficial existente, letreros de oficinas, de patrullas y camiones del servicio público, etiquetas de programas sociales, para dejar claro que lo anterior debe ser borrado de la memoria de los ciudadanos.

No es el caso de la marca NYC de Nueva York, que existe, independientemente que gobiernen republicanos o demócratas y que no solo representa a la ciudad como la “Gran Manzana”, sino que genera recursos para el erario y que en el caso de la CDMX, podría ir al Fondo Mixto de promoción turística, aumentando los ingresos de este que proporciona la industria hotelera.

Cambiar este logo o imagen ¿Cuánto costaría? En el caso de la Ciudad de México, millones de pesos en destrucción y millones de pesos en no ingresos y millones de pesos en sustituir una imagen, nuevamente se vida sexenal.

Como parte de esta cultura y hoy que los gobiernos obradoristas hablan de que lo suyo no es un cambio de gobierno, sino de régimen y hablan de una 4ª transformación histórica del país, la tendencia a gastar en nuevos símbolos y emblemas, pareciera no ser una necesidad, sino un instinto.

En el caso actual del logo CDMX en rosa y negro dejado por el gobierno de Miguel Ángel Mancera, existe una confusión de parte de la convocatoria de la próxima Jefa de Gobierno al convocar a un concurso, para lo que será el nuevo emblema de la Ciudad de México. Confusión por qué:

Porque una cosa es el símbolo de su gobierno y otra es el símbolo de la Ciudad de México, gobierne quien gobierne.

Mancera puso en medio de la tormenta, esta idea del logo o “marca” (que solo decirlo así ya era criticado, porque remite a la idea de un producto con fines mercantiles), pero que tiene que ver con una presentación de la ciudad como destino, no solo a nivel local y nacional, sino también internacional.

Es el caso de la marca NYC de Nueva York, que existe, independientemente que gobiernen republicanos o demócratas y que no solo representa a la ciudad como la “Gran Manzana”, sino que genera recursos para el erario y que en el caso de la CDMX, podría ir al Fondo Mixto de promoción turística, aumentando los ingresos de este que proporciona la industria hotelera.

CDMX en su simpleza y el no tener los colores de ninguno de los partidos y ser el reconocido rosa mexicano, es una imagen que conlleva la promoción de la ciudad como destino turístico, histórico, diverso y plural.

Debe ser una imagen permanente más allá de las fluctuaciones sexenales y de la política, donde se distinga la infraestructura histórica de la ciudad, independientemente que gobierno la hizo (¿recuerdan ustedes las alcantarillas con las letras DDF?); los taxis, la señalización, los programas sociales que deben ser continuos y permanentes.

La Jefa de Gobierno al convocar a cambiar el CDMX por lo que sea, para marcar su diferencia, no solo destruye y gasta en algo innecesario, sino que se da un tiro en el pie al repetir el viejo vicio del desperdicio causado por el ego de los gobernantes. Para ello, se necesita grandeza y no encono.

Cambio de régimen es también, aprovechar lo bueno que está construido y entre estas, está un CDMX que le significaría un gran ahorro al presupuesto no cambiándolo y dejando que este pueda estar acompañado, porque no, de un símbolo de su gobierno, que vendrán a cambiar otros, incluso de su propio partido.

Solventar esta confusión, podría hablar bien de una gobernante, que pone por encima de su personalidad, el bien común y en vez de destruir, construye.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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