Ernesto Osorio
Aaron murió el sábado pasado. Otra pequeña luz se apagó en medio de la desesperanza que deja el cotidiano entorno del desabasto de medicinas en diferentes hospitales del país. La noticia la supe de primera mano, presente, junto a la madre de este niño a quien veo abrazar con fuerza el crucifijo que retiró de la cama de su hijo con lágrimas en los ojos y se aleja hacia el elevador que la llevará hasta el sótano donde le entregarán el cuerpo del este pequeño que ya descansa, luego de una lastimosa agonía por leucemia
Estuve cerca del caso luego de que su doctora, una vieja amiga de la juventud me compartió la impotencia que sentía por no saber cómo resolver el desabasto intermitente de medicamentos para atender el cáncer en el hospital donde trabaja, una situación de la que no es responsable la actual administración del Presidente Andrés Manuel López Obrador, pero que a partir de su política de austeridad para combatir la corrupción, lo hizo más severo y deshumanizado. Si, deshumanizado pues tratándose de la salud de nuestros semejantes, cualquier política pública debe ser ejecutada con sumo cuidado, priorizando ante todo la vida del ser humano.
Luego de investigar con algunos médicos, supe que en los últimos dos años, la falta de ciclofosfamida, purinethol, vinblastina y vincristina, medicamentos estructurales para el tratamiento de diferentes cánceres infantiles y en particular la leucemia linfoblástica aguda, estuvieron ausentes de los hospitales públicos y por esa situación, el tratamiento de Aaron no fue el óptimo. La suspensión temporal de este cuadro de medicinas a inicios del año, producto de los recortes al gasto hizo todavía más difícil su atención, y al final, el cáncer terminó ganándole la batalla a este pequeño.
Mientras trato de entender cómo nuestras autoridades pueden permanecer indiferentes ante historias que, como esta, se multiplican a diario en todo el país, en un puesto de periódicos leo en un diario: “Restos de Tlalpan, de joven plagiada en taxi”. Un feminicidio más que se suma a la larga lista de jovencitas que son secuestradas para ser atacadas sexualmente y posteriormente asesinadas.
Mientras leo la información y busco otras notas, me topo con otra historia que me sacude y hace reflexionar: “Filtraciones y falta de auxilio: fallas en investigación por feminicidio de activista”, una historia del portal Animal Político en la que se da cuenta de una serie de irregularidades cometidas por parte del Ministerio Público y la Secretaría de Seguridad Ciudadana para esclarecer el móvil del asesinato de la activista vecinal Cristina Vázquez.
Lo relacionado en este artículo es verdaderamente desalentador, Muestra a una procuraduría sin control, con una titular incapaz y sin la más mínima autoridad para mantener a raya y alejados de vicios y filtraciones a Ministerios Públicos y Agentes de la policía de investigación, empeñados en mostrar a esta institución cada vez más rebasada por el actuar de la delincuencia.
¿Qué es lo que está pasando? ¿En dónde está la autoridad y capacidad del Estado para resolver los problemas que como sociedad nos aquejan?. Lamentablemente, cada vez más se perciben ajenas a la auténtica realidad, insensibles e instaladas en su propio contexto en el que con buenas intenciones tratan de impulsar una cuarta transformación, sin entender que la percepción de sus gobernados, es que no saben hacia donde van y que solo dan palos de ciego.
La decisión del gobierno federal de hacer más estrictas las reglas para la adquisición de medicinas en el sector salud es en el fondo una acertada decisión, pero que se implementó sin conocer las condiciones que la población afectada por esos males, venía padeciendo con administraciones anteriores.
No pasó mucho tiempo para convencernos de que las decisiones de ajustar presupuestos fueron tomadas a la ligera, luego de leer la carta del ex titular del IMSS, el senador Germán Martínez cuando presentó su renuncia al cargo.
Sobre la seguridad en nuestra ciudad, la situación no es tan distinta. Mientras la delincuencia cada vez se adueña más de nuestras calles, la autoridad responde con la renta de más patrullas y cambiándoles el color.
¿Pasará por la cabeza de estas autoridades lo que representa que tu hija desaparezca un día y semanas después, te enteres que sus restos son encontrados en parajes lejanos?. Entenderán el sentimiento de una madre cuando le tienen que explicar que sus investigadores fueron incapaces de evitar esa tragedia?
Es cierto que en ocho meses es imposible resolver un problema que lleva lustros agravándose en esta ciudad, pero al menos, nuestras autoridades deberían demostrar que saben que están en la línea correcta y algo de sensibilidad sobre el tema.
Pero quienes se encargan de manejar la imagen pública de la Jefa de Gobierno ignoran esto y han dejado a la doctora Claudia Sheinbaum expuesta ante la opinión pública, que cada vez se siente más decepcionada y comienza ya a enfadarse.
Yo no sé usted, pero al menos para quien esto escribe, resultó muy desagradable ver a la Jefa de Gobierno sonreir tan despreocupadamente mientras manejaba un Go-kart en el Parque Cuitláhuac de Iztapalapa en un evento público. ¿O acaso estamos para reírnos doctora?
