Jorge Lara
La propuesta del presidente electo en materia de seguridad ha sido sorpresiva y ha generado serias preocupaciones por las implicaciones que puede llegar a tener para el propio desarrollo de la democracia del país y la relación entre gobernantes y ciudadanos. A continuación, expresamos un breve comentario sobre sus puntos más relevantes.
Erradicar la corrupción y reactivar la procuración de justicia.
Todos coincidimos en que erradicar la corrupción es primordial, sin embargo, en el plan no se observan propuestas claras para dar un paso definitivo en materia de transparencia y para avanzar en la consecución del gobierno abierto. AMLO afirma que no perseguirá los actos de corrupción del gobierno saliente, lo cual es una abierta contradicción a lo que él mismo señala como prioridad. Dice que no le alcanzarían las cárceles para encerrar a los corruptos. Ese punto es discutible. Lo verdaderamente inaceptable es que permita que los miles de millones de pesos que han sido sustraídos del erario queden en manos de los corruptos. Consideramos que debe corregir el enfoque y poner manos a la obra en una masiva operación de recuperación de activos de los acervos desviados en tantos casos: Estafa Maestra, Mala Cosecha, Odebrecht, escándalos inmobiliarios, lavado de activos de exgobernadores…
Enfoque multidimensional: empleo, educación y salud.
Coincidimos en que el enfoque de la seguridad debe ser multidimensional, enfatizando la necesidad de garantizar empleo, educación y salud. Sin embargo, lo anterior no puede ser ocasión para el desarrollo de una operación clientelar en materia de políticas de desarrollo social a cargo de los súper delegados, que dependerán directamente del presidente.
La reformulación del combate a las drogas.
Esto debe hacerse previo un diálogo muy intenso con la sociedad, los padres de familia y la comunidad internacional. En las propuestas para abrir el mercado de mariguana no hemos visto que se consideren todas las voces, lo que nos parece muy grave. El principal problema del tráfico de drogas, factor eminente de violencia e inseguridad, es la impunidad que se generó durante décadas. No se puede fortalecer la seguridad intensificando señales ante la impunidad. El fenómeno del tráfico internacional de drogas es un tema complejo y no puede ser enfrentado con expresiones ligeras y carentes de análisis causales.
Se ha demostrado que en lugares en que se ha legalizado el mercado de Mariguana, que la medida no disminuye la violencia. Es necesario advertirlo para que no se generen expectativas falsas.
Justicia Transicional.
México no está en guerra civil ni ha padecido a una guerrilla interna. La justicia transicional se ha diseñado para superar las secuelas sociales en esa clase de conflictos. Nos preocupa mucho que la amnistía a criminales peligrosos abra la puerta a más violencia. Mucho dice de la inconsecuencia de la propuesta la reacción de las víctimas del crimen organizado en los llamados foros por la paz. El nuevo equipo de gobierno parece no haber escuchado el reclamo de justicia de parte de ellos e insiste en una amnistía que puede devenir en mayor impunidad.
Guardia Nacional, conformada por policías militar y naval, con mando operativo en todas las 265 regiones en que se dividirá al país.
Guardia Militar
La creación y adscripción de la Guardia Nacional como división de las fuerzas armadas implica renunciar a la solución de fondo que el país requiere: Un entorno de seguridad y libertades, garantizado por autoridades civiles capaces, robustas y confiables. Con esta propuesta se normaliza y se generaliza la presencia castrense en todo el país. Lo anterior ha generado muchas reacciones de preocupación. Sobre todo, si se toma en cuenta que el férreo de control de la política social, igualmente en los 300 distritos electorales. Parece que es evidente que la cuarta transformación es la fórmula de la zanahoria y el garrote.
La supresión de la urgencia de fortalecer a la policía tomando el atajo de la militarización permanente de todo el territorio demuestra, otra vez, lo que puede ser el verdadero talante del presidente electo.
