Elena Chávez González
De continuar la grilla como está al interior de Morena no tardará el presidente Andrés Manuel López Obrador en dar un manotazo sobre la mesa y recordarles que ninguno de los hombres y mujeres que quieren liderear al partido es el dueño, el dueño, vaya la redundancia, es el tabasqueño y no pondrá en riesgo la elección intermedia por las ambiciones de unos morenistas que ya por dignidad deberían irse a su casa o a servirle a su jefe como servidor de la nación.
De entrada, no existe la más mínima posibilidad de que un hombre dirija al Movimiento de Regeneración Nacional, el pleito es y será entre dos mujeres, Yeidkol Polenvsky que ya tuvo su oportunidad y Bertha Lujan, quien, en mi humilde opinión, tiene más nivel y educación que la exempresaria.
Contrario al protagonismo que caracteriza a tres de los aspirantes a dirigir a nivel nacional a Morena, Lujan, una de las consentidas del presidente Andrés Manuel López Obrador, se mueve con bajo perfil, pero firme en su intención de ganarles a sus compañeros de partido y ser ella quien decida el destino de los morenistas en los próximos años, sobre todo en las elecciones intermedias donde pueden perder la mayoría en las Cámaras de Diputados federal y local.
Lujan, puede decirse, va por la tercera para liderar a Morena, y quizá si sea esta vez cuando se le haga dado que no solo cuenta con el apoyo del señor que duerme y despacha en Palacio Nacional, también cuenta con el respaldo de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum y del temible Gabriel Hernández que controla a los siervos de la nación.
Ese grande detalle es el que preocupa a la Polenvsky, sabe que si Gabriel mete a votar a todos los que le sirven el triunfo será definitivo para Bertha Lujan, quien, pese a tener bastante altura no ha tenido la suerte de ganar ninguna elección interna, ni siquiera la candidatura a alcaldesa de Coyoacán.
Bertha tiene además el apoyo de la Jefa de Gobierno, ambas fueron funcionarias en la administración de López Obrador cuando éste ganó la jefatura de Gobierno; Luján fue en aquellos años la contralora de la ciudad y Sheinbaum la secretaria de Medio Ambiente.
La exdiputada constituyente opera con inteligencia, tanta que bien le queda la frase atribuida al extinto líder de la CTM, Fidel Velázquez que reza: “el que se mueve no sale en la foto” y tanto se están moviendo Yeidkol Polenvisky, Alejandro Rojas Diaz-Durán y Mario Delgado que puede ser que se salgan del cuadro de la dirigencia morenista y sea Bertha Lujan la que aparezca por estar quietecita.
Si de justicia se trata, la mamá de la secretaría del Trabajo, Luisa María Alcalde Lujan, ha peleado la dirigencia nacional de Morena desde que este movimiento se concretó, sin embargo, la primera vez una jugarreta de las que acostumbra a hacer Martí Batres la dejó fuera cuando puso a su amigo, hoy funcionario federal, Paco Ignacio Taibo ll a operar en su favor y en contra de quien era la elegida de Andrés Manuel López Obrador.
Fue la noche más triste para López Obrador y la propia Lujan porque no querían que el destino de Morena quedará en manos de un tipo de singular como Batres.
Bertha Lujan pecó de inocente, pensó que los delegados de Morena votarían por ella y la sorpresa fue que su voto se lo dieron al desprestigiado Martí Batres, hoy flamante presidente de la Cámara de Senadores y dispuesto a reelegirse en el cargo si los morenistas se atontan.
La segunda vez fue Yeidkol Polenvsky quien le quitó la oportunidad a la ex constituyente de presidir al partido que llevó a Andrés Manuel López Obrador a ganar la presidencia de la República. A diferencia de Batres, la señora Polenvsky le ha dado buenos resultados al primer mandatario tanto en la elección presidencial como en las gubernaturas que hoy ostenta Morena.
Sin embargo, la actuación de la señora Polenvsky, su comportamiento soberbio, su intercambio lingüístico nada decoroso y sus trampas le han generado muchas enemistades al interior del partido, tanto que ya ruegan a su mesías para que la descanse un buen rato.
Por lo que hace a Rojas Díaz-Duran y a Delgado son personajes que se mueven constantemente para llamar la atención, el primero como rebelde al interior de Morena, el segundo como coordinador de los diputados federales guindas. Los dos andan midiendo sus fuerzas. Uno es contestatario, el otro arrastrado a más no poder.
Lo interesante es que faltan solo tres meses para que se elija al o a la lideresa de Morena y, como decía al principio, Bertha Lujan está calladita, no obstante, eso no significa que no esté utilizando sus altos contactos para que el dedo tabasqueño por fin la ponga al frente de Morena.
Andrés Manuel López Obrador ya entendió la importancia que tiene el legislativo, perder el control de los diputados federales le frenaría sus iniciativas que denomina transformaciones…
