Elena Chávez González
Alejandro Encinas Rodríguez enfrentará, en unos días más, para ser exactos a partir del 17 de septiembre, el reto de controlar a los diputados de Morena con la instalación del primer Congreso de la Ciudad de México, donde tendrán mayoría absoluta. La duda es si se comportarán igual que sus correligionarios en las cámaras de Diputados y de Senadores, donde dejaron ver que el nivel político de su discusión podría ser muy bajito y dejarse llevar por la sed de venganza o completamente alineados a lo que les ordenen desde Palacio Nacional.
Encinas es un político conciliador, tanto que recién aseguró que durante los casi dos meses que estará al frente del Congreso local encaminará de la mejor manera las discusiones sobre el presupuesto capitalino que deberán aprobar para el 2019, dándole el mismo trato a todas las alcaldías, sean de Morena, PAN, PRI o del PRD, no habrá diferencias o rencores porque se trata de sacar a adelante a la ciudad y a sus habitantes.
Pero no sólo eso: el diputado morenista se ha manifestado a favor de que el “perdón” que enarbola Andrés Manuel López Obrador se dé en todos los niveles, que no haya persecución política de los legisladores y gobernantes emanados de Morena contra sus excompañeros del PRD, que no alcance el rencor ni siquiera a Miguel Ángel Mancera, quien ahora goza de fuero constitucional como senador y coordinador del PRD sin ser militante de ese partido.
El también expresidente de la Asamblea Constituyente sabe que el comportamiento que asuman sus compañeros de bancada durante las dos primeras sesiones, una solemne, por la entrada en vigor de la Constitución Política de la CDMX y otra por el inicio formal de los trabajos parlamentarios, será fundamental para hacer la diferencia con las pasadas legislaturas que tanto criticaron, pero también para contribuir a la transformación que prometieron en campaña Claudia Sheinbaum y López Obrador.
Servirá de algo el jalón de orejas que el presidente electo dio a sus legisladores, encabezados por Porfirio Muñoz Ledo, Mario Delgado, Martí Batres y Ricardo Monreal, para que no hagan del Poder Legislativo un “antro” donde la soberbia, los adjetivos, los insultos, las advertencias y amenazas, sean el pan de cada día.
Funcionará entre los diputados locales el llamado de López Obrador para que se olviden del papel de oposición que jugaron como candidatos para asumirse como partido en el gobierno, de que trabajen sin escándalos como los que disfrutan protagonizar Gerardo Fernández Noroña y Aleida Alavez.
Los diputados locales de todos los partidos tienen frente a sí el reto de comenzar a trabajar en las leyes secundarias y reglamentos que deberán regular los profundos cambios contemplados por la recién discutida y aprobada Constitución Política de la CDMX, en temas muy importantes, entre los que podemos destacar los derechos de los pueblos y barrios originarios y comunidades indígenas, a la vida digna, la seguridad social, el bienestar de los animales de compañía y muchos más, en los que deberán conciliar las posiciones confrontadas con que tuvimos que lidiar durante los debates que dieron lugar a ese marco jurídico rector.
Durante los trabajos de la Asamblea Constituyente, la mayoría de las voces de los legisladores morenistas fueron en libertad, no había un control absoluto y dictatorial de su coordinador Bernardo Bátiz, quien respetó el pensamiento y decisión de cada uno de sus compañeros diputados. ¿Lo podrá lograr en primera instancia Alejandro Encinas?
Los morenistas deben entender que la mayoría de los que formarán parte de este nuevo Congreso no ganaron por sí mismos, sino por la imagen de Andrés Manuel López Obrador, así como por el hartazgo de los capitalinos que no quieren ver subordinados del presidente, sino legisladores comprometidos con el bienestar de esta urbe, de sus habitantes y de los seres vivos con los que cohabitamos.
Ojalá comprendan que no son una “manada”, ni que tienen la verdad absoluta sobre una debilitada oposición; de ello dependerá que nuestro máximo documento jurídico contenga la postura de todas y cada una de las formas de pensar coexistentes en la capital del país.
¿Entenderán los diputados locales de Morena el mensaje de su líder y de la vasta y plural sociedad capitalina? Esperemos que sí.
