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TROYA / Espejito, espejito….

En días pasados tuvimos varios ejemplos de mujeres que de cara a la nación lucieron su florido vocabulario, las tres son senadoras de Morena: Jesusa Rodríguez, Lucía Trasviña y Eva Galaz, éstas dos últimas además mostraron su rostro ofensivo ante sus homólogos y reporteros de medios de comunicación.

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Elena Chávez González

Nunca he entendido lo que los diputados y senadores de todos los partidos políticos llaman “políticamente correcto”, aguantar que en tribuna se califiquen de rateros, asesinos, sátrapas, violadores, extorsionadores y otros atributos que entre ellos se conocen y en los pasillos del salón de sesiones se abracen, besen y se vayan a comer como grandes amigos. Eso, en pocas palabras, se llama hipocresía.

Cuando tuve la oportunidad de formar parte de la asamblea constituyente de la Ciudad de México me di cuenta de que la peor especie es la de los políticos. Ya como reportera tenía conocimiento de ello, pero vivirlo en carne propia no es nada agradable y menos cuando se conservan valores morales.

En días pasados tuvimos varios ejemplos de mujeres que de cara a la nación lucieron su florido vocabulario, las tres son senadoras de Morena: Jesusa Rodríguez, Lucía Trasviña y Eva Galaz, éstas dos últimas además mostraron su rostro ofensivo ante sus homólogos y reporteros de medios de comunicación.

Es lamentable que ni los legisladores de oposición ni los reporteros que cubren la fuente del Senado de la República hayan actuado con dignidad; los primeros sonreían ante el bombardeo de ofensas que les lanzaba la morenista Lucía Trasviña enojada porque los opositores a su partido habían criticado al presidente de la República Andrés Manuel López Obrador.

Escucharla fue poco grato para mí, como me imagino o quiero creer, que para miles de personas; no sabía si la señora Trasviña era verdaderamente una senadora o una bot amlove de esas que hay en las redes insultando a todo aquel o aquella que diga algo en contra de su máximo jefe.

Poca, por no decir nada de dignidad tuvieron los senadores de oposición para exigirle al presidente de la mesa directiva llamara la atención de la senadora morenista y la convocara a dirigirse al pleno con respeto, primero como personas y luego por la investidura que tienen. Al contrario, sus compañeros de partido la aplaudieron y los de oposición ni incómodos se sintieron.

Otra escena parecida la efectúo la morenista Eva Galaz al llamar a los periodistas “retrasados mentales” porqué insistían en preguntarle a su compañero de bancada, Armando Guadiana, sobre sus negocios sucios que está haciendo desde su posición como presidente de la Comisión de Energía con el transparente director de la CFE, Manuel Bartlett Díaz.

La molestia de la senadora, no lo aclaró, es si fue porque es socia de Guadiana o en sus ratos libres se dedica a defender a los vulnerables y pobres legisladores que tienen empresas de carbón que casualmente va a requerir la Comisión Federal de Electricidad.

Considero que a mis compañeros reporteros les faltó darse su lugar, ponerla en su sitio y dejarle bien claro que los senadores no son nuestros patrones, son representantes populares a quienes se les paga un salario con los impuestos de los mexicanos, incluyendo los de nosotros los periodistas. Somos, como diría López Obrador, sus patrones.

El caso de Jesusa Rodríguez es un espectáculo de los que ella está acostumbrada a dar: sátiras políticas en su teatro de Coyoacán, donde con un poco de esa sagrada plantita llamada marihuana encima se aventaba críticas, chistes y hasta canciones contra el abolido neoliberalismo.

Como activista que soy por los derechos de los animales no veo mal que la “chucha” como la llaman los cuates, los defienda, lo que fue un error es que en este mundo especista haya pedido en pleno día internacional de la mujer se respete a las hembras-animales. Con el poder que ahora tiene la actriz bien debiera echarse una peleadita con mucho respeto con sus compañeros de todas las bancadas que gozan y aplauden al torero mientras tortura al toro.

Un día, cuando subí a tribuna a justificar el por qué los animales tendrían que ser reconocidos como seres sintientes, al concluir y dirigirme hacia mi lugar me increpó la experredista y ahora morenista Ifigenia Martínez para decirme que ella no era un animal sino una mujer con dos pies. ¡Cuan progresiva la señora Ifigenia!

La pregunta es: ¿resulta correctamente político que se mienten la madre y como Judas se besen la mejilla?

Los políticos son una especie compleja y peligrosa que, como las cucarachas, difícilmente podrán extinguirse en el mundo.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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