Elena Chávez González
Que sean las propias autoridades de la Ciudad de México y de la secretaría de Educación Pública las que pongan en riesgo la integridad física de los niños y las niñas no tiene calificativo. Es el colmo de la ineptitud proponer un uniforme neutral para que los homofóbicos, que son miles, agredan a los pequeños cuando, en el caso de los niños, quieran usar falda para ir a la escuela.
La igualdad y la equidad, de la cual habló la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum al anunciar la gran idea del uniforme, no ejerce en niños y niñas de preescolar que dependen totalmente de la atención de su madre, no tienen la edad para decidir si quieren ir al colegio de pantalón o faldita.
¿Estas son las grandes propuestas de la cuarta transformación? Si es así resultan muy peligrosas porque si bien, nadie se ha muerto por usar falda o pantalón, lo que si mata es la homofobia y la normalización del odio a la diversidad, ahí están cifras y testimonios de decenas, centenas, quizá miles de personas que han sido violentadas por su preferencia sexual.
Tampoco pensaron que el incentivar a un niño a usar falda despertaría entre sus propios compañeros de clase el bullying que tanto daño les hace; olvidan que por ese motivo muchos adolescentes se han quitado la vida al no resistir las burlas, los ataques físicos y verbales de quienes no piensan ni sienten como ellos.
En la vida todo tiene su momento, su tiempo. ¿Por qué tienen que ser las autoridades de la nueva administración las que decidan la sexualidad, principalmente de los niños, cuando apenas empiezan a vivir? La inclusión es importante, pero se debe ir dando por etapas, por qué no comenzar por el color de la piel, por la condición social en la que se desarrollan los niños e incluso por la manera en que hablan.
Es pregunta para Claudia Sheinbaum y Esteban Moctezuma: ¿reflexionaron sobre el riesgo de que un niño externe su sexualidad a través de usar falda? Literalmente se los están entregando en las manos a los pederastas que pululan por todas partes, aun dentro de las propias familias.
Vivimos en un país donde no podemos presumir de tolerancia, muchos menos en estos momentos en que los mexicanos estamos divididos entre buenos y malos; en una etapa en la que aun no se supera el rencor que dejaron las campañas electorales y que sigue atizándose día a día desde Palacio Nacional, desde la Jefatura de Gobierno, desde las alcaldías y a través de las redes sociales en las que los niños están prácticamente metidos todo el día.
Lamentablemente estamos inmersos en una sociedad donde todavía hay infinidad de prejuicios, de condenas al comportamiento de las personas, si un adulto a veces no aguanta las agresiones mucho menos un niño de preescolar o de primaria que mentalmente no está preparado para enfrentar todo tipo de acosos.
Para no ir muy lejos veamos el caso del hijo menor del presidente Andrés Manuel López Obrador, Jesús Ernesto, quien fue atacado cruelmente en las redes sociales por haber cantado en un evento público de su padre o por ir a la escuela custodiado por guaruras, lo que desató el enojo de Beatriz Gutiérrez y la frase de “Con los niños no”. ¡Háganle caso!
Sin duda la propuesta del uniforme neutral como lo llamaron fue una declaración muy desafortunada para las dos autoridades, para Claudia Sheinbaum porque en su calidad de gobernante de esta ciudad está obligada a velar por la seguridad de sus habitantes y para Esteban Moctezuma, porque siendo el responsable de la educación de los niños mexicanos se ocupa de tonterías cuando su preocupación debiera ser la calidad educativa.
Tanto la jefa de Gobierno como el titular de la SEP tienen infinidad de problemas que resolver para que se involucren en la sexualidad de los niños y las niñas, déjenlos vivir su infancia y que sean ellos, cuando ya estén preparados, los que decidan sobre su vestimenta.
O será que ambos funcionarios traen frustraciones guardadas…
