Elena Chávez González
No se trata de hacer leña del árbol caído como diría mi madre, se trata de poner las cosas en su justa dimensión ante la ineptitud, insensibilidad, inexperiencia y estupidez con la que las autoridades del Sistema Colectivo de Transporte (Metro) lo están dirigiendo ante la complacencia nada más y nada menos que de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, quien se quedó callada en el tema de la mujer que murió por negligencia en la estación Tacubaya.
Guardar silencio como autoridad máxima también es un acto de complicidad y corrupción, palabra que en la cuarta transformación alucinan pero que en la realidad también traen en su ADN.
Lo sucedido con María Guadalupe Fuentes, víctima de un derrame cerebral, y víctima de los servidores públicos que trabajan al interior del Metro no tiene justificación ni perdón: murió a consecuencia de la indiferencia de la responsable de la oficina en la estación Tacubaya que instruyó a los policías a sacarla y dejarla al exterior del metro como si fuera un animalito.
Los policías son corresponsables del deceso de la usuaria, de eso no hay duda, sin embargo, es la autoridad superior la que debió hacerse responsable de la señora y llamar a una ambulancia para cerciorarse del diagnóstico, que no les creo, le dieron paramédicos de que María Guadalupe estaba alcoholizada y drogada.
Si así hubiera sido el caso tampoco es humano aventar a una persona a la calle y dejarla a la intemperie, mucho menos a una mujer y en una ciudad donde los feminicidios están incontrolables.
Es imperdonable lo que las autoridades del Metro le hicieron a esta mujer, es inaceptable cualquier tipo de excusa y es indignante que ahora salga la directora del transporte público más importante de esta ciudad a echar lágrimas de cocodrilo al verse descubierta.
La muerte de María Guadalupe Fuentes destapa la cloaca que hay al interior del Sistema de Transporte Colectivo, aparte de actuar con insensibilidad queda demostrado que la directora general, amiga de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, no maneja ningún tipo de protocolos para emergencias, eso sí, cuando asumió la dirección hasta pidió a su jefa redujera presupuesto al Metro para estar en onda con la política de austeridad que tan malos resultados han tenido.
El dinero señoras sirve para ofrecer el mejor de los servicios a los millones de usuarios que diariamente se transportan a través del Metro, para mantener las líneas en buen estado y para capacitar al personal que labora y tiene contacto con las personas.
Como suele pasar en las tragedias, siempre son los funcionarios menores los que pagan los platos rotos, en este caso se cobija a Florencia Serranía, la titular del Metro que en una actuación casi magistral narra los hechos y entre lágrimas culpa a los insensibles policías.
“Claramente los procedimientos y actuación de algunos funcionarios públicos involucrados fueron inhumanos y por lo tanto imperdonables, su actuar atentó contra el más básico principio de preservar la vida de una persona y procurar una atención médica” y remata diciendo que el Metro con apoyo de la Procuraduría capitalina hará justicia.
¿por qué en su momento no se hizo público este asunto, tenía que ser a través de un medio de comunicación como nos enteráramos de la muerte de esta persona? ¿Quién le hará justicia a María Guadalupe?
¿Las tragedias persiguen a la Jefa de Gobierno, ahí está latente la muerte de niños, niñas y maestras del colegio Rébsamen que hasta el momento no se les ha hecho justicia, ahora el de María Guadalupe Fuentes, mañana será otra más y así quieren pasar a la historia como transformadores?
