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Investigación

Una tradición peligrosa y anacrónica

En el pueblo de San Juan de Aragón, la conmemoración de la Batalla del 5 de Mayo genera más molestias y peligro que los valores cívicos que pretende transmitir.

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Staff

Es cierto que las tradiciones de un pueblo deben transmitirse entre generaciones, pero ¿hasta qué punto una tradición debe ser transmitida?, ¿puede una tradición convertirse en algo peligroso?

En el pueblo de San Juan de Aragón en la Ciudad de México se conmemora todos los años la batalla del 5 de Mayo, los habitantes salen a las calles ataviados con ropas que simulan los uniformes del ejército francés del siglo XIX y de los “indios” Zacapoaxtlas; claro que en este sentido la tradición cambia, ya que todos usan lentes oscuros para que no se note el estado inconveniente en el que se encuentran, porque ni los indios zacapoaxtlas, ni los franceses que vivían en el siglo XIX usaban lentes oscuros.

La tradición consiste en desfilar en grupos de “bandos” disparando armas de fuego con la anuencia de las autoridades de la delegación Gustavo A. Madero y su permisivo (cuando es conveniente para él) jefe delegacional, Víctor Hugo Lobo, antes Nora Arias, y todos los otros que han sacado partido de este pueblo, bastión perredista.

Hay muchos puntos a considerar de esta tradición del modo que ha existido hasta ahora:

En primer lugar, el pueblo ya no es el lugar de ejidos o grandes terrenos de producción de material para la construcción que era antes, ya es una parte densamente poblada de esta gran metrópolis, lo cual implica la existencia de escuelas, centros de comercio, lugares públicos concurridos, gasolineras, estaciones de Metrobús, una vía importante de circulación y todo lo que existe en un lugar urbano.

El uso de armas de fuego, aunque no tengan municiones, que en muchos casos si las tienen, supone de antemano un peligro inminente que en grandes concentraciones de personas, y estamos hablando aquí de adultos y niños, resultan peligrosas tanto para los mismos participantes de la “celebración”, como para los transeúntes ocasionales o los que transitan a sus escuelas y trabajos, por ejemplo, muchas enfermeras y doctores llegan en Metrobús a la clínica y hospital de zona que esta junto a esta colonia, hay muchas escuelas en la zona, etc.

Tal vez hasta aquí no habría ningún problema si somos considerados con la tradición, pues las autoridades “cuidan” el evento, pero ¿cómo un puñado de policías puede cuidar a una población entera?

Suponiendo que los participantes son responsables de su acto volitivo, el problema es que la gran mayoría mezcla el consumo de bebidas alcohólicas con la “tradición” y las autoridades hacen el clásico “ojo de hormiga”, no se necesita ahondar en el peligro de esta mezcla: peleas, heridos, mutilados e incluso decesos.

Muchos habitantes de la zona son residentes nuevos o que no tienen muchos años de vivir en la colonia, la delegación permite el cierre de tres estaciones de Metrobús, tres estaciones que cubren una distancia de varios kilómetros, dejando sin transporte a miles de personas que lo necesitan para llegar a sus centros de trabajo, estudios o a donde se dirijan, teniendo que caminar una distancia considerable para tomar un medio de transporte. Asimismo, se cierra la vialidad más importante, haciendo un caos vial que genera contaminación y pérdidas económicas, y si a eso le aunamos el ruido y la contaminación de las armas, haciendo las matemáticas de 20 disparos por minutos aproximadamente, multiplicado por 3 días y a eso sumen el ruido impresionante que comienza desde las 4 de la mañana del día 4 de mayo.

Otra más, los participantes empiezan a “practicar” 2 semanas antes con las armas de fuego y desde ese momento empiezan a alcoholizarse, otra vez, con la anuencia de las autoridades.

Una tradición que se supone es una celebración, cuando una celebración genera molestias a una gran parte de la población, pérdidas económicas, contaminación, inseguridad, transmisión de valores que no se ajustan a una sociedad, entre otras cosas, se convierte en una necesidad replantear su forma, y aunque el fondo también es objeto de crítica, esta forma puede modificarse, si los zacapoaxtlas usan lentes oscuros, ¿cuál sería el problema de adaptar la tradición a la vida urbana?

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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