Pedro Flores
En septiembre, el mes de la patria, se recuerdan las gestas de Miguel Hidalgo, José María Morelos y Pavón, los Hermanos Galeana, Francisco Javier Mina y Vicente Guerrero, entre otros, pero también se tienen en mente a diversos personajes de la historia cuyas partes de cuerpo han sido y son veneradas.
El mundo alucinante de la historia de México nos recuerda que en la Batalla de Celaya, el 3 de junio de 1915, luego de perseguir a Francisco Villa, al general Álvaro Obregón le explotó una granada que lo dejó sin su brazo derecho. Fue tal su desesperación que con la mano izquierda intentó suicidarse con su propia pistola, entonces, el teniente coronel Jesús Garza, que estaba junto a él, se lo impidió.
El brazo, según dicen los historiadores, fue solicitado por el general Francisco J. Serrano, de quien dicen, lo perdió en una casa de prostitutas, en donde lo encontró el doctor Enrique Osornio, mismo que había atendido a Obregón, quien se lo entregó a Aarón Sáenz, quien había sido secretario particular de Obregón, y éste al presidente Lázaro Cárdenas, quien ordenó construir un mausoleo.
Dicho brazo ha estado más de 70 años en formol junto con los restos de Álvaro Obregón en el monumento edificado en su honor, en 1935, siete años después de su muerte en el Parque de la Bombilla, en la Delegación Coyoacán, a unos metros del restaurant en donde fue asesinado por León Toral.
La momia de Fray Servando Teresa de Mier
Un personaje catalogado como uno de los pensadores que contribuyeron a la nuestra Independencia fue Fray Servando Teresa de Mier Noriega y Guerra, quien murió en 1763, y cuyos restos han sido famosos por ser itinerantes.
Sucede que en la parte izquierda del convento de Santo Domingo, en donde ahora hay unos arcos de la calle que va hacia la rúa de Perú, hubo dos periódicos: El Siglo XIX y el Monitor Republicano, cuyas publicaciones informaron del hallazgo de 13 momias de monjes dominicos en unas excavaciones, cuando todavía la zona antes citada pertenecía al convento. Entre los restos se ubicaron los de Fray Servando.
Cuenta la leyenda que dichas momias se las vendieron a un circo y fueron exhibidas en Buenos Aires, Argentina, en donde se perdió la pista de él; sin embargo, el historiador Manuel Rivera Cambas señala en sus crónicas de 1861 que alguna alma piadosa conservó la momia de Fray Servando y se quedó en México.
La pierna de Santana
Otro personaje histórico mutilado en “plena acción” fue Antonio López de Santa Ana, nacido en 1794 y fallecido en 1876. De él se pueden contar mil y una historias, pero una de las más significativas es la forma en como perdió la pierna izquierda en el campo de batalla en defensa de Veracruz, participando en “La guerra de los pasteles”.
Después de un cañonazo, la pierna del dictador, que le colgaba como un badajo, fue recogida por un párroco cuyo nombre se pierde en la historia, y la conduciría a la hacienda “Manga de clavo” para enterrarla en una ceremonia íntima.
Pero la sorpresa fue que Santa Ana ordenó que se la llevaran a la Ciudad de México para rendirle los más altos honores y trasladarla después al cementerio de Santa Paula, de donde fue desenterrada y exhibida posteriormente.
Un centauro sin cabeza
Uno de los héroes patrios más carismáticos fue Doroteo Arango, mejor conocido como Pancho Villa, quien el 6 de febrero de 1926 dio un gran susto a Juan Amparán, administrador del panteón de Parral al encontrar su tumba violada y el cuerpo sin cabeza.
Obviamente, se hizo un gran escándalo. Las autoridades dijeron que investigarían “hasta las últimas consecuencias”, pero en el sitio sólo encontraron trozos de algodón ensangrentado y una botella de tequila.
Se especuló que un árabe había pagado 10 mil dólares por la cabeza, también se dijo que los militares Francisco Durazo y José Elpidio Garcilazo había hecho el trabajo por orden de Obregón, y hasta que fue exhibida en el circo Ringling Brothers y en el Museo de Historia Natural de Nueva York, pero como siempre, nada se pudo comprobar.
