Por Alejandra Martínez
Uno de los múltiples retos que enfrentará la nueva Secretaria de Medio Ambiente de la ciudad de México, Marina Robles García, será el Programa de Verificación Vehicular, que se aplica a partir de julio y que ha sido señalado por diversas irregularidades como lentitud en el servicio, pero sobre todo problemas tecnológicos en los servidores.
Con casi 30 años de vida, el Programa de Verificación Vehicular ha pasado por diversas etapas. Nació con la intención de frenar la contaminación ambiental que existía en la Ciudad de México, generada en mayor medida, según estudios, por los vehículos automotores. Paradójicamente, las condiciones impuestas por el mismo programa provocaron que las familias pasaran de tener uno a dos o tres autos, lo que con el tiempo incrementó el número de éstos en forma desbordada.
El primer programa oficial de verificación surgió en 1996, año en que también nacieron los primeros Verificentros. A lo largo de los años este programa con sus distintos nombres ha tenido el objetivo de mantener controlada la contaminación y disminuir las contingencias ambientales, pero ha sido criticado por la corrupción a que ha dado lugar, la cual, no se ha logrado detener, a pesar de todos los candados impuestos.
Los permisos de los Verificentros vencieron en diciembre pasado, lo que ofreció la coyuntura para que las autoridades convocaran un nuevo proceso de autorización, a fin de arrancar este 2 de julio, con Centros totalmente renovados que, de acuerdo con las autoridades, serán más eficientes y eliminarán la corrupción.
Sin embargo en el primer mes de operación los reportes que tiene la Secretaría de Medio Ambiente señalan un panorama poco exitoso. El 76 por ciento de los autos con engomado amarillo no han verificado, lo que equivale a unos 376 mil autos.
Además, el ofrecimiento de que el servicio sería mejor y más rápido tampoco se ha cumplido, ya que las principales deficiencias reportadas por los usuarios son el servicio lento y las fallas en el sistema. El diario Crónica documentó el caso de un ciudadano que tuvo que esperar 30 minutos para ser atendido, pese a que ya tenía cita. Le realizaron tres veces la revisión física del vehículo, y cuando ya iba a pasar a los rodillos “una persona se dio cuenta que la llanta izquierda posterior tenía un chipote, por lo que no pudo continuar el proceso”.
Por si esto fuera poco, de los 57 Verificentros que en teoría funcionarían, 11 no abrieron en tiempo y forma por obras inconclusas y diversos problemas operativos que hicieron imposible el funcionamiento en los términos que ofreció la autoridad capitalina.
En campaña, la jefa de gobierno electa, Claudia Sheinbaum ofreció revisar el nuevo esquema de verificación y sin duda éste será uno de los temas ambientales que deberá atender con la visión de ciudad innovadora que desea dar a la capital del país y respetando los permisos que se dieron a los nuevos Verificentros, permisos que, por cierto, también han estado bajo la lupa, debido a las acusaciones de que se otorgaron en medio de procesos poco transparentes.
El reto, entonces, es lograr una verificación rápida y eficiente, para tener índices contaminantes dentro de la norma y sin corrupción. Ya veremos el esquema que presenta la funcionaria que en diciembre sustituya a Tanya Müller.
