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Investigación

Volvamos a hacer política real

Es plausible que el presidente electo, López Obrador, tenga un discurso conciliatorio que, en el fondo, busca encontrar la ruta para gobernar a todos los mexicanos. En la Ciudad debe de dirigirse una misma política en busca de ese espacio público determinado por Arendt.

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Por Fernando Díaz Naranjo

@fdodiaznaranjo / [email protected]

El poder político se integra por las decisiones de la población que expresa su sentir a través del acto de votar, y con ello determina, de manera mayoritaria, quienes serán sus gobernantes. Cuando éstos últimos llegan al poder deben de gobernar para toda la población. Este es un principio básico de democracia, ligada al quehacer político de quienes buscan ese poder político.

La población en general tiene un mal precepto de la política, ya que la relaciona con corrupción y con abandono a las causas ciudadanas. La política actual dista mucho de los conceptos originarios de Aristóteles, de Weber, de Schmitt, de Sartori, de Duverger, entre otros.

Debemos rescatar esos principios básicos que le dieron origen:

Hanna Arendt establecía que el lugar que habita la política es el espacio público, y en él se desenvuelve la libertad. La política está relacionada con un factor fundamental: la pluralidad humana. Así, la política debe constituirse como un modelo normativo de convivencia entre los que confluyen en una sociedad.

Este razonamiento teórico es básico en estos momentos para la política de la Ciudad de México. Me explico.

Resultado de la elección local del pasado primero de julio, Morena se ha constituido como la primera fuerza política de la Ciudad, y consecuentemente, entre el Gobierno y el Congreso de la Ciudad, tendrá una coordinación y conjunción para la aplicación de políticas públicas, modificación de leyes o generación de otras con cierta plenitud.

Sin embargo, debemos rescatar el sentido original de la política, del entendimiento, de la convivencia que, si bien con diferencias, mire hacia adelante en beneficio de los habitantes de esta urbe.

Es plausible que el presidente electo, López Obrador, tenga un discurso conciliatorio que, en el fondo, busca encontrar la ruta para gobernar a todos los mexicanos. En la Ciudad debe de dirigirse una misma política en busca de ese espacio público determinado por Arendt.

La Ciudad guarda muchas demandas sobre sus necesidades, entre las que destaca la inseguridad, la falta de oportunidades de empleo, los problemas de servicios públicos y de corrupción. Bajo esta tesitura y ante un nuevo gobierno la población guarda la esperanza de que las cosas se llevarán a cabo correctamente en beneficio suyo. El nuevo gobierno de la Ciudad, el próximo Congreso y las alcaldías, independientemente de su extracción política deben coordinarse y unir esfuerzos conjuntos en favor de la población; la Ciudad lo exige.

No estaría mal empezar por un acuerdo político que permita el engranaje entre las directrices de un nuevo gobierno y la oposición, entre las demandas de la población y las directrices planificadas que lleven a la concretización de las políticas públicas suficientes que cambien el caos de la Ciudad de México.

En tres años habrá nuevamente elecciones en donde se renovaría el Congreso de la Ciudad y las Alcaldías. Éste será un momento clave que permitirá hacer una evaluación del actual gobierno. Como lo vimos en estas elecciones, los ciudadanos determinarán con su voto si ratifican las políticas públicas o las encauzan a otra dirección.

Esperamos que la política buena, de conciliación, de entendimiento, de acuerdos y desarrollo, vuelva a tomar ese cause que algún día tuvo. Nos leemos en una semana!!!

*Analista especializado en temas político electorales de la CDMX.

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