Gran jolgorio se quiere hacer con la integración del Movimiento Ciudadano al Frente que el PAN y el PRD armaron para enfrentar las elecciones del próximo año, tener posibilidades de ganar la Presidencia de la República al PRI y retener la Ciudad de México ante Morena.
No hay foto en donde no salgan juntos el panista Ricardo Anaya, la perredista Alejandra Barrales y el naranja Dante Delgado como los jerarcas de la alianza entre partidos con miras a lograr una coalición en 2018.
De lo que pueden aportar panistas y perredistas no hay duda; unos tienen buenos números a nivel nacional y otros a nivel local, pero lo que no queda claro es cuánto en realidad aporta el liderazgo regional del MC en Jalisco, por ejemplo.
En la canasta nacional igual y da algunos puntos al Frente Ciudadano, pero en la Ciudad de México no le aporta prácticamente nada, pues las últimas encuestas demuestran que está muy por debajo incluso del PVEM, hasta del PES; y apenas arriba del Panal.
Está muy claro que el PAN y el PRD necesitaban un tercer membrete para quitarse la imagen de que se unen el agua y el aceite, pero de ahí a que los naranjas signifiquen algo más, pues hay una gran distancia.
Nadie niega la habilidad de Dante para colocarse siempre donde hay recursos, y con muy poco quiere, primero, asegurar el registro de su partido en la Ciudad de México, pero también, de paso, obtener varias curules y hasta una delegación, que, por cierto, nunca ha tenido.
Cierto que juntos, los tres dirigentes nacionales de esos partidos, parecen muy fuertes y hasta altamente competitivos, pero si se hace un sencillo análisis se llegará a la conclusión de que azules y amarillos tendrán que cargar con los naranjas, aunque sea para disimular.
Porque no es lo mismo juntar a dos partidos tan opuestos para que vayan juntos a las elecciones, que ponerle un tercer membrete y disfrazar el asunto de Frente Ciudadano… al que, por cierto, le faltan los ciudadanos.
Por eso es la pregunta: ¿cuánto vale el MC?
CENTAVITOS… Sorpresa de varios —sobre todo del PRD— causó la presencia en la ALDF de Manuel El Maizoro Oropeza, uno de los dedos chiquitos de René Bejarano, quien recién se fue a Morena. La presencia de El Maizoro no hubiera pasado de una curiosa anécdota de no ser porque muchos se enteraron apenas ayer de que es director en la Contraloría General de la Ciudad de México. Algo que a los perredistas les patea es que a quienes traicionaron al partido y son leales a Bejarano el gobierno los conserve en la nómina…
La que lució sola y su alma en una silla —detrás de la bancada perredista— fue la delegada en Miguel Hidalgo, Xóchitl Gálvez, que se dio una vuelta al Palacio de Donceles. La funcionaria se había ubicado del lado de la bancada del PAN, pero, misteriosamente, fue informada de que su lugar estaba del otro lado, justo detrás de la curul de Víctor Hugo Romo, que, para su fortuna, estaba ausente…
Por mucho que del Gobierno de la Ciudad de México cabildearon para que el secretario de Finanzas, Édgar Amador, fuera tratado bien en su comparecencia ante la ALDF, se notó la animadversión de los diputados, sobre todo del PRD. Incluso Mauricio Toledo no se aguantó las ganas de echarle en cara la manipulación de los recursos públicos en contra de las delegaciones… Por el contrario, al que le fue muy bien fue al contralor Eduardo Rovelo, a quien todo el mundo reconoció; bueno, menos Morena.
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