Gianfranco Vidal
Las cifras y los datos no mienten, aunque alguien diga que tiene otros datos, es un hecho que el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador no inició en las mejores condiciones. En términos económicos vivimos el peor arranque de sexenio desde 1994 y el llamado “error de diciembre”; el crecimiento económico se ha estancado, apenas el 0.1% trimestral, el desempleo aumentó por la desaceleración de la actividad industrial y la poca inversión realizada, tanto por el sector público como por el privado.
Los niveles de violencia siguen en aumento y han llegado a cifras alarmantes, secuestros, robos a mano armada, feminicidios, etc. De igual manera, los recortes a ciencia y tecnología y sector salud han pintado de cuerpo entero a un gobierno ineficiente y carente de profesionalismo. La renuncia de Germán Martínez a la Dirección General del IMSS y de Josefa González a la titularidad de la SEMARNAT, muestran una radiografía fiel de los conflictos al interior del gabinete del presidente, muestran un constante choque entre la mesura y el pragmatismo del mismo Germán, Alfonso Romo, Carlos Urzúa, Gerardo Esquivel, entre otros, contra la imposición y la ideología dominante de López Obrador. Vivimos un gobierno más preocupado por los mensajes y la apariencia de una ideología “mexicanista” que añora la época del milagro mexicano, que por los resultados y datos basados en una política responsable y mesurada derivada de la técnica.
Personalmente, me preocupa el completo desinterés del gobierno por cuidar el medio ambiente y por la promoción de las energías limpias; dentro de la amplia gama de recortes se canceló el programa de brigadas de protección a bosques y selvas, se canceló en su totalidad el presupuesto de PEMEX y CFE para energías renovables, se cancelaron las licitaciones públicas de campos petrolíferos, etc. Además, se canceló todo recurso para la promoción de México en el extranjero, se cerraron las oficinas de PROMÉXICO, se cancelaron los apoyos de promoción turística, etc. Se optó por el México cerrado y proteccionista de los años 70’s.
Por el otro lado, cabe preguntarse qué ha hecho la oposición y los contrapesos en estos meses de gobierno. Simplemente nada, alcanzaron un acuerdo para configurar una Guardia Nacional con mando civil que más adelante sería desprestigiada por el mismo presidente; no se ha alzado la voz en contra de la intromisión del ejecutivo en los demás poderes de la unión; no se ha alzado la voz contra el irresponsable manejo de la economía y contra la amenaza de ciertos sectores de MORENA a los empresarios; no se ha dicho nada contra la apuesta del presidente por los combustibles fósiles y por la alarmante contaminación ambiental en varias partes del país, se han quemado hectárea enteras de bosques para plantar árboles maderables, etc.
Son muchos los problemas que enfrenta actualmente nuestro país, pero, más alarmante es el hecho de que no contamos con genuinos contrapesos y partidos de oposición. Somos nosotros, como sociedad civil quienes debemos organizarnos y levantar la voz ante la injusticia y ante la mala conducción del gobierno federal. Exijamos a los partidos de oposición un verdadero tope y contrapeso que limite la acción del partido en el poder. Solo de esta manera podremos decir que vivimos en una democracia.
