Por La Mafia en el Poder
Todo mundo dice que a Miguel Ángel Mancera su equipo cercano lo mantiene en una burbuja para que no vea el rechazo ciudadano hacia su gobierno, pero lo que fue a declarar a Harvard el viernes es altamente preocupante.
El jefe de Gobierno acudió a esta universidad ubicada en Boston a hablar de dos cosas: de la Constitución Política de la Ciudad de México, y de los desafíos urbanos ante el cambio climático.
Curioso que en Harvard quieran escuchar temas climáticos de un gobernante al que precisamente el tema le estalló en la cara, y que tiene a su ciudad metida en un caos ambiental y de movilidad.
Un lugar donde los capitalinos son extorsionados al verificar sus autos; que no circulan dos días a la semana, donde se talan miles de árboles y se mueren los animales por negligencia en los zoológicos, por ejemplo.
Seguro los directivos de esa universidad invitaron a Mancera para que sus egresados vean lo que no se debe hacer al frente de una megalópolis; lo malo es que el jefe de Gobierno cree lo contrario.
Seguro piensa que es una eminencia en sus tareas y que lo buscan como ejemplo para los graduados de esa universidad gringa, famosa porque ahí estudian solamente estudiantes sobresalientes.
En la Ciudad de México todo mundo duda que Mancera haya sido capaz de explicar a los graduados de Harvard los problemas urbanos de la capital del país, por la sencilla razón de que no la conoce.
Sabe de la CDMX sólo lo que sus cercanos le dicen, porque lleva años sin recorrer sus calles, sus mercados y sus colonias. Sólo va a territorio cuando el delegado en turno le organiza algún evento para que los acarreados el echen porras, pero hasta ahí.
La mayoría de sus eventos los desahoga en el patio del edificio sede de su gobierno, así que mucho, que digamos mucho de la ciudad, pues nada más no conoce.
Se siente constitucionalista
Pero si su discurso sobre cambio climático dejó con cara de what a más de uno, su postura sobre su muy cuestionada Constitución Política -en manos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación-, les dice quítense que ahí les voy.
Ahora resulta que para Mancera la Constitución de la CDMX es tan bueno, que la Constitución General de la República es la que tiene que adaptarse y no al revés.
O sea que para el jefe de Gobierno los que estuvieron mal son los Constituyentes de 1917 y no los improvisados mercenarios que le armaron a su gusto un listado que más que artículos parecen un puñado de buenos deseos.
Olvida que la Constitución General está por encima de cualquier constitución local, pero para Mancera eso no es correcto; si chocan estos dos textos, pues hay que invalidar el federal y que se asuma como buena para todo el país la de él.
Y luego dicen que El Peje es el iluminado; parece que ya hay otro.
¿Cómo es posible que el jefe de Gobierno se atreva a hablar así cuando no fue capaz de explicar a la ciudadanía por qué –según él- hacía falta una constitución local? En qué beneficia a sus habitantes y, sobre todo, si alguien la quería.
Y hablando de malas leyes
Si quiere hablar de malas leyes, Mancera debería escuchar los argumentos que incluso algunos morenos le han dicho sobre la aplicación del Reglamento de Tránsito, sobre todo en lo que corresponde a las foto multas.
Porque si la Corte ya declaró que su cobro es ilegal, y el Tribunal de los Contencioso Administrativo ha echado abajo prácticamente el 90 por ciento de las sanciones que han sido reclamadas, cuál es el sentido de conservarlas.
El jefe de Gobierno asegura que con su nuevo Reglamento y sus foto multas se protege a los peatones y que incluso se ha reducido el número de atropellamientos y choques por exceso de velocidad, por lo que se seguirán aplicando.
Sólo un par de cosas habría que comentarle a Mancera: ¿por qué en las calles de la ciudad no se ve prácticamente a ningún policía en las principales vialidades?
Seguramente porque quiere que las máquinas hagan el trabajo de los humanos en materia de tránsito, ¿pero qué pasa cuando el ciudadano requiere auxilio en materia de seguridad? Nunca encuentra a ningún uniformado.
Segundo y quizá más importante, ¿por qué los vehículos con placas foráneas son los reyes de las calles en la CDMX y nadie les dice nada, a pesar de que no pagan impuestos a la ciudad?
Porque las foto multas no son para ellos, pues ni siquiera están en el padrón vehicular. Y si la idea es que los vehículos reduzcan su velocidad para bajar el índice de atropellamientos, como a los foráneos no se les dice nada, la situación sigue igual que siempre.
Lo único que logró Mancera es que cada vez más automovilistas den de alta su vehículo en entidades como Morelos, donde no pagan Tenencia, pueden verificar en la CDMX para circular todos los días y las foto multas y el Reglamento les hacen los mandados.
Ah, y ni siquiera tributan aquí; que se frieguen los que pagan todos sus impuestos en la ciudad, a ellos sí se les puede infraccionar.
*El Irreverente publica todos los días, de lunes a viernes.
