Apenas hace unas semanas el futuro político de Alejandra Barrales era negro y lo que le sigue, luego del comportamiento errático que había tenido en la dirección nacional del PRD, que coronó con la difusión de su millonario departamento en Miami.
La tormenta se le vino encima y sus enemigos al interior exigían su cabeza; querían adelantar la renovación en la presidencia perredista, a fin de que no fueran arrasados en las cuatro elecciones que acaban de realizarse este domingo.
Llegó la decisión sobre una posible alianza con el PAN en el Estado de México y Barrales no fue capaz de darle una respuesta positiva al líder blanquiazul Ricardo Anaya, que incluso le ofrecía que su partido estaba dispuesto a apoyar a Alejandro Encinas.
Apenas hace unas semanas, Alejandra estaba prácticamente muerta y sus enemigos en la Ciudad de México ya celebraban que había una aspirante menos a suceder a Miguel Ángel Mancera en 2018.
Pero el cielo se le empezó a despejar cuando, en la lucha interna del PRD para elegir candidato en el Estado de México, Los Chuchos fueron derrotados y sus enemigos impusieron a un hasta entonces desconocido Juan Zepeda, que, pensaban, sólo llenaría el expediente.
Estaban seguros de que su participación sería solamente testimonial, pero se equivocaron. El oriundo de Ciudad Nezahualcóyotl necesitó de unas cuantas semanas para posicionarse en el espectro político, al grado de que Andrés Manuel López Obrador le propuso una alianza.
Pero Zepeda no aceptó y hasta se dio el lujo de batear al líder de Morena, cosa que nadie en su partido había hecho.
A ese afortunado acontecimiento se sumó otro, que fue el anuncio que involuntariamente hicieron Barrales y
Anaya sobre la posibilidad de ir juntos por la Presidencia de la República el año entrante, lo cual le acarreó duras críticas a la lideresa amarilla.
Pero, de estar en la lona, Zepeda llevó al PRD al tercer lugar en la contienda mexiquense, con una votación histórica y siendo factor importantísimo para que Morena no tuviera los votos suficientes para ganarle al PRI, con lo que revalora a su partido para 2018.
A la par, la alianza con el PAN en Veracruz y Nayarit salió perfecta, por lo que ahora Barrales presume el resurgimiento de su partido, aunque en realidad fueron los albiazules y Zepeda —quien, en palabras de la perredista, “fue la revelación”— los que le dieron oxígeno.
En fin, “haiga sido como haiga sido”, dijera el clásico, Zepeda resucitó a Alejandra.
Por el lado contrario, en Morena les quedó claro que solos no pueden y que necesitarán de una alianza para aspirar a ganar el 18. Pero no como las que hicieron con personajes como Elba Esther Gordillo y Miguel Barbosa, por ejemplo, que sólo los tiznaron.
CENTAVITOS… Un asunto que tendría que quedar estrictamente en lo privado puede golpear un flanco del secretario Armando Ahued, pues una demanda civil en contra de Juan Alberto Vargas Ambriz, director general de Vinculación y Enlace de la Secretaría de Salud de la CDMX, dejaría al descubierto un serio caso de nepotismo en su área. Al rechazar la solicitud de pensión para una hija que tuvo fuera de matrimonio, el funcionario alegó que no puede porque tiene que mantener a sus hijos mayores y a su madre. El asunto es que no sólo sus hijos, sobrinos y primos, sino hasta su yerno han estado desde hace años en la nómina de Salud, según información del Info-DF. El caso está en un juzgado civil y el tema tendría que ser privado, pero hay de por medio recursos de los contribuyentes y Ahued debería tomar nota si no quiere salir raspado en sus aspiraciones rumbo al 18.
http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/2017/06/06/1167978
