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Risas para chicos y grandes

Para Guiyo, la pista son las baldosas de la Alameda; la carpa, el mismo cielo, que cobija al público en este graderío horizontal.

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Staff

A pesar del ajetreo, de la dura cotidianeidad que arranca a los habitantes gran parte de su tiempo, la ciudad aún tiene tiempo  para reír, porque aún existen quienes creen que la risa es un bálsamo.

Guiyo se adueña de la plaza, a su público, a todos los mira por igual, niños, jóvenes, ancianos, todos buscan en él lo mismo: un rato agradable, una broma, el chascarrillo ‘manchado’, reírse del otro y reírse de uno mismo, porque el defecto y la tragedia de uno es el y la de todos.

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