En su primera semana de gobierno, la doctora Claudia Sheinbaum ha trabajado con tesón para demostrar que su gobierno será distinto al de Miguel Ángel Mancera.
La trascendencia de sus primeras acciones, va a tono con el discurso crítico y demoledor que la Jefa de Gobierno pronunció durante su toma de protesta el pasado 5 de diciembre en el Congreso capitalino.
“Venta de plazas, reparto de cargos a partir de cuotas partidistas, persecución política, espionaje, opacidad en el gasto público, conflictos de interés en contratos suscritos con la iniciativa privada, compra de votos, extorsiones, privatización de espacios públicos, excesos, abusos de autoridad, discriminación y corrupción”, son tan solo algunas de las perlas que la doctora Sheinbaum, dice haber encontrado enquistadas en el go- bierno de la ciudad.
Comenzó bien. En los primeros minutos de su mandato eliminó la facultad coercitiva del agrupamiento de granaderos y les dio misión, ya no la de reprimir gente sino la de protegerla; modificó por completo el organigrama de altos mandos en la Secretaría de Seguridad Pública y la Procuraduría General de Justicia, con lo cual envió un mensaje a los mandos medios para que rectifiquen el camino, si es que se habían perdido.
Aunado a ello, se reunió con los damnificados del sismo del 19 de septiembre de 2017, dio a conocer su nueva plataforma con los protocolos para actuar en casos de desastre e instaló en menos de tres días el Consejo de Protección Civil.
Es bueno que sus primeras acciones se hayan enfocado en el tema de la seguridad pública, el combate a la delincuencia y la prevención en materia de desastres naturales, todos ellos problemas que nos han golpeado más recientemente a los capitalinos. Celebro también que sus primeras acciones las haya realizado acompañada de la participación ciudadana. Abrir las puertas del Antiguo Palacio del Ayuntamiento, retirar a los elementos de resguardo de edificios, oficinas e instalar mesas de atención ciudadana donde ella personalmente atiende a la gente, es algo que ninguno de sus antecesores hizo y eso es una estrategia positiva que le ayudará a recuperar la confianza perdida.
De seguir sobre esta línea, estoy seguro de que los 93 compromisos que la Jefa de Gobierno asumió en su discurso en el Teatro de la ciudad se irán concretando poco a poco.
Pero estas acciones deben acompañarse también de información sobre cómo le dejaron la casa y de sanciones ejemplares para quienes incumplieron su obligación.
No basta con difundir un video en el que se muestren ventanas blindadas como evidencia de los excesos. Seguramente sobre su escritorio la Jefa de Gobierno tiene los reportes del diagnóstico que hizo su equipo durante la transición, y si hay uno que despierta mucho interés es el de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda, dependencia desde la cual se operó toda la red de corrupción inmobiliaria y que en muchos casos, fue la responsable de la muerte de varias personas por edificios que colapsaron después de los sismos del 19S.