No es ninguna casualidad que el domingo del Súper Tazón, sea también conocido en los Estados Unidos, como el día Tazón del Aguacate, o el “Guacamole Day”, debido a que es la fecha del año en que más se consume esa mezcla de aguacate y otros ingredientes.
Lo anterior es una excelente noticia para los proveedores de Michoacán, quienes aumentan sustancialmente sus exportaciones y por las leyes de la oferta y la demanda, también sus precios. En el mes de enero y lo que va de febrero, el aguacate michoacano ha incrementado su valor en mas del sesenta por ciento. Eso, evidentemente repercute en los precios del aguacate en nuestro país, en donde se llega a cotizar en hasta 85 pesos el kilo. Una buena racha para los productores y una mala racha para los taqueros,
quienes resultan directamente afectados por la inflación simultánea en el precio de los limones.
Para cerrar con este pequeño breviario, es importante señalar que Michoacán es el único estado certificado por los Estados Unidos para exportar sus aguacates y mas del 80 por ciento de lo que se produce, se exporta. Todo esto viene a colación porque nuestro país pareciera estar entrampado entre un inmenso número de ventajas comparativas con que contamos y la explotación de éstas en los próximos años. No hay indicios que la política económica actual esté generando condiciones a futuro y las apuestas en muchos rubros parecerían llevarnos un poco más hacia el pasado que hacia el futuro. No se está fomentando el uso de energías más limpias, baratas y eficientes; no se ha avanzado en términos de aprovechamiento de nuestra posición geográfica propicia para convertirnos en un gran hub del comercio de mercancías en el mundo; nuestra promoción turística ha ido en declive y los números que reporta la manufactura de automóviles cada año son menos espectaculares.
Es cierto que la pandemia ha golpeado con todo a la economía mundial y por consecuente a nosotros, pero no es el único factor que explica el bache por el que estamos atravesando y los factores que han venido a sacarnos a flote parecen ser más circunstanciales que planeados, como lo es el vertiginoso aumento de las remesas llegadas desde el extranjero.
Es muy importante para todos que la administración actual concluya con sus grandes obras de infraestructura como el aeropuerto Felipe Ángeles, el Tren Maya-Pacífico y la Refinería de Dos Bocas, por que ello permitiría replantear el destino de recursos públicos en la parte final del sexenio. Es sumamente importante es que esas obras magnas funcionen de manera correcta, porque un accidente aéreo, un descarrilamiento o algún desperfecto en la nueva refinería, serían catastróficas política y
económicamente.
Se acerca la hora cero para la aprobación del Reforma eléctrica y las presiones internas y externas irán en escalada y seguramente el destino de esa ley también permitirá abrir un nuevo panorama para repensar muchas de las políticas públicas actuales. Entretanto, disfrutemos de un buen guacamole.
