En anteriores ocasiones, hemos escrito sobre la polémica que genera la medición del Producto Interno Bruto y su relación directa con el bienestar de la población, llegando a la conclusión de que, crecer no significa necesariamente, que vivamos mejor.
También abordamos la propuesta del presidente de la República sobre la posibilidad de desarrollar nuevos mecanismos que midan no el tamaño de nuestra economía, si no el bienestar de la población, sin llegar al extremo de lo que conocemos como el FIB -Felicidad Interna Bruta- que ya se mide en algunos países, y que se registra en el “Informe Mundial de la Felicidad” que mide la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
Sobre esta medición, acaban de publicarse los resultados correspondientes al 2020, año marcado en todo el mundo por la pandemia, resultando que por segundo año consecutivo, Finlandia es “el país más feliz del mundo”.
Resulta que, el tema de la confianza en las instituciones públicas sobre la forma de afrontar la pandemia y sus efectos, aunado a la seguridad económica, fueron los dos principales factores que influyeron en el sentir de la población para considerarse “felices” Finlandia ha resistido la pandemia mejor que la mayoría de los países, evitando los confinamientos masivos y la saturación de los hospitales, alcanzando cifras como una tasa
de mortalidad de 10 difuntos por cada mil habitantes, contra el promedio mundial, que es de 98. Para darnos una idea, la tasa de mortalidad en nuestro país fue de 97.6 por cada mil, es decir, casi diez veces más, y eso de paso, sirvió para que nuestra felicidad cayera dramáticamente, ya que pasamos de ser el lugar número 23 al 46 país más feliz en el orbe.
Los 10 países más felices en 2020 fueron: Finlandia, Islandia, Dinamarca, Suiza, Países Bajos, Suecia, Alemania, Noruega, Nueva Zelanda y Austria. Estados Unidos cayó un lugar al número 19, cinco puestos por detrás de Canadá y tres debajo de Costa Rica, mientras que las personas en Afganistán fueron las menos felices del mundo.
El responsable del estudio, Jeffrey Sachs, director de la Red de Soluciones de Desarrollo Sostenible, coincide con la visión de Andrés Manuel López Obrador, ya que declaró que “Debemos apuntar al bienestar en lugar de a la mera riqueza, que será efímera si no hacemos un mejor trabajo al abordar los desafíos del desarrollo sostenible”, y puso como ejemplo al sector de la población en edad productiva que se encuentra desempleada,
quienes manifestaron ser mucho menos felices que otros sectores.
Esta claro que necesitamos hacer un replanteamiento global sobre la forma en que medimos las cosas y por lo, la propuesta de nuestro presidente, es oportuna y bienvenida, aunque parece una labor sumamente complicada, ya que deben coincidir muchos actores de la sociedad para consensar un modelo que satisfaga técnicamente los requerimientos de una medición formal. Esperemos que la pandemia no nos desvíe del objetivo de construir a la brevedad ese instrumento.
