Más allá de la forma trágica en que perdió la vida, con la partida de Leonel Luna Estrada la alianza opositora pierde a su gran articulador para las próximas elecciones intermedias en la Ciudad de México.
Odiado por sus enemigos y muy querido entre sus amigos, Luna Estrada deja un enorme hueco en la política capitalina, donde comenzaba a perfilarse como uno de los futuros líderes que podía unir los intereses de la oposición en contra de los gobiernos de Morena.
El dos veces delegado en Álvaro Obregón falleció la madrugada del domingo en un accidente de tránsito sobre la avenida Río Churubusco. Del lugar fue recogido por los servicios de emergencia y trasladado en estado grave al Hospital de Xoco, donde más tarde murió.
Su partida física deja un grave problema en la alianza opositora, pues Leonel era la pieza que podía reunirse con los líderes del PRI, PAN, PRD, las ONG y grupos morenistas, y articular acuerdos con varios líderes territoriales de la capital.
Ya sin él, habrá que ver si los acuerdos políticos preexistentes se respetan en la alianza o si sufren algún reacomodo, pues el que mantenía el equilibrio entre grupos era precisamente el exdelegado de Álvaro Obregón.
Aunque su influencia se había extendido más allá de ese territorio, su partida, obviamente, beneficia al candidato de Morena, Eduardo Santillán, pues Leonel se había convertido en su mayor detractor, además de que organizaba la estrategia electoral para junio próximo.
Ya sin Luna, que era candidato a diputado federal por el Distrito 17 de esa alcaldía, los liderazgos de la zona quedan sueltos y a merced de quienes apoyan a Santillán, que de ser su chalán podría convertirse en el nuevo jefe político de la demarcación.
Aunque circulan versiones de que Morena reajustaría candidaturas a alcaldes y en Álvaro Obregón cambiarían por una mujer. Sobre todo después de que el partido se negó a recibir el sábado pasado la documentación de Adriana Espinosa de los Monteros en Tláhuac.
Esto luego de que el exdelegado y actual diputado Rigoberto Salgado soltó el rumor de que Morena iba a reponer la encuesta que había ganado la diputada federal, con lo que finalmente en Tláhuac entraría un hombre y faltaría abrir un espacio en otro lado para una mujer.
Ese lugar podría ser en Álvaro Obregón y por eso frenaron a Espinosa de los Monteros, pero la muerte de Luna podría hacer que las cosas se queden como están. Hoy es la fecha límite para el registro oficial de candidatos y es cuando se podrá saber cómo queda la alineación.
Qué curioso que, hasta ausente, Leonel siga siendo factor en esa alcaldía, por eso su trágica muerte debe ser completamente aclarada. No para sacar raja política, sino por el propio bien de Claudia Sheinbaum y de Morena en la CDMX.
Adiós, amigo: independientemente de las coincidencias o diferencias que tuvimos hasta el final, con Leonel pude construir una entrañable amistad que fue más allá de la vida pública. Llegué a conocer su lado humano, sus anhelos y aspiraciones para su familia. El amor por su madre y sus dos hijas —me consta que eran su adoración— lo mismo que su pareja. A ninguna de ellas conocí personalmente, sólo supe por las largas pláticas de café con él; desde aquí les envío un fuerte abrazo y el deseo de una pronta resignación. La partida de Leonel —a quien siempre recordaré con cariño— me produce un profundo pesar; mis oraciones para que encuentre su camino de luz, y aunque la máxima dice que la función debe continuar, para muchos será muy duro sin él.
