Mientras la apertura de escuelas, antros y conciertos masivos son permitidos ya en la capital del país, los diputados de Morena quieren volver a las sesiones virtuales, ante el temor a que se extiendan los casos de covid-19 en el Congreso de la Ciudad de México.
Al menos eso es lo que argumentan tras algunos contagios aislados del virus, que se han dado en el Palacio de Donceles, por lo que dicen que buscarán cuidar la integridad de legisladores y empleados del lugar.
Sería creíble si no fuera porque el próximo viernes Claudia Sheinbaum tiene que rendir —por ley— su Tercer Informe de Gobierno al frente de la administración capitalina, y la mayoría de Morena quiere evitar que haga acto de presencia.
Esto podría sonar raro, pues tradicionalmente Donceles ha sido el foro en el que los jefes de Gobierno se lucen durante sus informes. Es una especie de besamanos en pequeño, comparado con los que se realizaban en épocas priistas.
Si es un día importante en la tarea de un gobernante, y es el mejor lugar para lucirse, ¿por qué entonces no aprovecharlo e informar en todo lo alto a los capitalinos, sobre el estado que guarda la administración ante situaciones tan complejas?
La razón es muy sencilla, pues en la actualidad Morena no tiene la mayoría aplastante que en la Primera Legislatura les permitía planchar a la oposición, que hoy está agrandada tras haberle arrebatado el poder al partido oficial en las más recientes elecciones.
Hoy los morenos no pueden garantizar que Sheinbaum sea bien recibida y que no salga abucheada por la oposición, especialmente por el PAN, partido que alucina a la jefa de Gobierno y viceversa.
Si la gobernante se presenta en Donceles tendrá que informar sobre la atención a la pandemia, la economía y la inseguridad, por ejemplo. Pero lo más importante es que tendría que responder puntualmente a todo lo relacionado con el accidente de la Línea 12 del Metro.
Y como ese vals nadie en la 4-T lo quiere tocar, pues lo mejor es inventarse una pandemia legislativa para evitar que Claudia pase vergüenzas. Si fuera el Presidente sería distinto, porque tiene la habilidad para darle la vuelta a las cosas; ella no.
Para evitar que la jefa de Gobierno se presente, Morena operará por dos vías: una, con la Mesa Directiva, que tiene a través de Héctor Díaz-Polanco la facultad de decretar que el Informe sólo sea presentado por escrito, y responderlo él a nombre del Congreso.
Si la oposición quisiera cambiar esas reglas, lo podría hacer a través de la Junta de Coordinación Política, pero no transitará porque pejistas y aliados tienen mayoría. Además porque el priista Ernesto Alarcón es el presidente, y no se atrevería a ir contra la 4-T que lo puso.
Así que Claudia emitirá su mensaje sin interpelación alguna y sin tener que responder a preguntas incómodas, por mucho que la ciudadanía no entienda cómo la capital está abierta a reuniones masivas, y el Congreso no se pueda reunir para escuchar a la gobernante.
Está claro que Morena le saca.
La foto luce casual; los personajes sonrientes, sentados en una mesa con vista a un jardín. Se aprecia pan, frutas frescas y café. Hasta parece que fueran grandes amigos… o futuros cómplices. Lo cierto es que Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal desayunaron antes de la toma de protesta de David Monreal como gobernador en Zacatecas. Hay un tercer plato ya vacío; alguien más estuvo ahí. Seguro la imagen incomodará a alguien en el Antiguo Ayuntamiento.
