Sin explicación previa, los integrantes del gabinete de Miguel Ángel Mancera recibieron hace de dos semanas la indicación de no acercarse al jefe de Gobierno durante las jornadas vecinales llamadas “Tu Ciudad Te Re-Quiere”.
En esas jornadas, donde el funcionario y su delegado anfitrión eran acompañados por los secretarios para el banderazo de la pinta de calles, fachadas o limpieza de parques han cambiado: ahora se privilegia la foto del jefe con el anfitrión en turno y la gente.
Así se le vio hace unas semanas con Leonel Luna en Álvaro Obregón, en el repellado y pintado de fachadas de colonias populares. Y después con Víctor Hugo Lobo en Gustavo A. Madero, que son dos de las delegaciones más grandes de la Ciudad de México.
Estos mensajes son significativos, pues los asesores de Mancera quieren que sea su imagen la que luzca, para reforzarla rumbo a la contienda electoral de 2018. En adelante las jornadas podrían ser: “Tu Precandidato te Re-Quiere”.
En el particular de estas delegaciones, hay que mencionar que en Álvaro Obregón Luna no es el delegado, pero sí el jefe. Por lo que toca a GAM, donde Mancera se siente cómodo y cuando necesita calorcito se acerca, el jefe de la manada es el propio delegado.
La decisión de que los secretarios no se acerquen mucho a las fotos no los exime de ir a los eventos; los limita a ser testigos detrás de los reflectores, aunque en la última jornada del sábado, en Miguel Hidalgo, estuvieron al arranque con la panista Xóchitl Gálvez.
Lo bueno es que cuando les limitan la cercanía tienen oportunidad de platicar entre ellos y hasta grillar un poco, porque son escasas las reuniones de gabinete a las que son convocados y nadie sabe muy bien que temas trae el otro.
Incluso, tuvieron oportunidad de comentar la renuncia que hace una semana Luis Serna, secretario particular de Mancera, le pidió al gabinete en pleno, medida que horas después su hermano Julio César revirtió.
“A mí también me habló Mirna –secretaria particular de Luis– para decirme que su jefe quería mi renuncia en la mesa y que era para todo el gabinete”, comentaron los funcionarios.
La petición ocurrió, pero luego del revuelo inicial en redes, Mancera ordenó a su coordinador de Gabinete, Julio César Serna, hacer el control de daños y ordenar, a través del WhatsApp interno, que olvidaran la orden.
Incluso, Julio César tuvo que parar algunos comentarios que intentaron ser graciosos, como el de “ya hasta iba a convocar a los medios para anunciarles mi renuncia”, que un secretario escribió en el chat.
“Sin bromas, por favor”, fue el seco comentario del coordinador del Gabinete y ahí murió el asunto, aunque durante varios días fue el tema en lo merenderos políticos.
La única renuncia que se concretó este sábado fue la del procurador Rodolfo Ríos Garza, aunque no por castigo, sino que el funcionario —amigo de toda la vida de
Mancera— aspira a un puesto el año que entra en la Corte y por ley tiene que separarse desde ahora.
CENTAVITOS… Un asunto que empieza a salirse de control en el gobierno local son las patadas bajo la mesa, pues la repentina movilidad de un poderos secretario mancerista contra sus rivales internos para el 18 a la Ciudad de México ha lastimado no sólo a sus compañeros, sino al propio Mancera, que incluso evalúa alargar unas semanas más su estancia en el cargo para poder entregar obras como la Línea 7 del Metrobús, por ejemplo. Además, por supuesto, de aprovechar otro rato los reflectores de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago).
http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/2017/06/26/1171943
