Adrián Rueda
Faltaban escasos días para que iniciara la actual Legislatura en el Senado de la República y los ganadores surgidos de Morena —la mayoría de tómbolas— tomaban cursos de práctica parlamentara en la vieja casona de Xicoténcatl número 9.
Estaba aún fresco el aplastante triunfo de 2018, y un inesperado número de integrantes morenos para la Cámara alta estaba por tomar posesión de sus curules.
Aunque estaba claro que Ricardo Monreal sería el líder del Senado, Martí Batres grillaba en todo lo alto para disputarle el poder e intentaba controlar el grupo mayoritario.
La situación era tensa, pero entonces Monreal sacó a relucir el largo colmillo y, en lugar de aplastar a Batres, decidió ofrecerle la presidencia de la Mesa Directiva del Senado de la República, cosa que, por supuesto, el exceuísta aceptó encantado.
Su equipo le reclamó al zacatecano haberle dado semejante distinción a Martí, pues entonces no entendían que se trataba de tener entretenido al expresidente de Morena, mientras se organizaba la operación senatorial.
Y mientras Batres disfrutaba de la presidencia de la Mesa Directiva, cual niño con juguete nuevo, Monreal repartía comisiones, amarraba alianzas con la oposición y comenzaba a agarrar las riendas de la mayoría.
Su estrategia de mantener ocupado a su rival en un puesto que acaparaba reflectores le dio al zacatecano la oportunidad de operar hacia adentro y desactivar cualquier conflicto interno que Batres habría organizado si no le hubieran dado en qué entretenerse.
A estas alturas el pastel está repartido y hasta los batristas tienen jugosos huesos, por lo que difícilmente se prestarían a armar un relajo interno, pues lo que pudieron haber ganado ya lo tienen.
El que quedará disminuido será precisamente Martí, quien le apostaba a reelegirse como presidente de la Mesa Directiva, pero no contaba con que su rival utilizaría el argumento de moda: la equidad de género.
Con esa premisa —impulsada incluso por los propios morenistas—, quien presidirá el Senado será una mujer, por lo que no hay posibilidad de reelección alguna.
Y de las mujeres que aspiran al puesto no necesariamente son aliadas de Batres, sino incluso pudiera ser alguien de oposición, como un guiño del líder senatorial para futuros acuerdos políticos.
Tarde se dio cuenta Martí de que lo que presumió como un gran triunfo en realidad fue una derrota y hoy será un senador más; se lo chamaquearon.
CENTAVITOS
Dicen que cuando se empiezan a construir banquetas, aunque no sean necesarias, es que la lana pública está corriendo hacia manos privadas de los cuates. Basta darse una vueltecita por la las colonias de Coyoacán para apreciar el masivo levantamiento de banquetas y no es difícil adivinar que el exfutbolista Manuel Negrete ya platicó con su socio, otro exfutbolista de los Pumas con el que tiene constructoras, y cuya familia se adueñó de la Ventanilla Única de la alcaldía. A eso llegó Manuelito.
