Adrián Rueda
Vecino de Coyoacán desde hace algunos años, y titular de esa alcaldía desde octubre pasado, Manuel Negrete no se mueve si no es acompañado por dos escoltas militares de toda su confianza.
Quienes conocen del tema aseguran que esos guardaespaldas le fueron gestionados por el exgobernador de Guerrero, Ángel Aguirre, pues habrá que recordar que quien fuera futbolista de los Pumas de la UNAM es oriundo de la zona alta de ese estado.
Independientemente de que la contratación de escoltas sea legal, los mensajes que envía a la población el flamante alcalde son varios.
Uno es que quizá debe algo o que en realidad se va a meter fuerte para acabar con ambulantaje o, mejor aún, con los narcomenudistas que —según información de la inteligencia policial— tienen un amplio campo de acción en la zona de los pedregales.
La otra, y algunos lo dicen incluso con sorna, que su pleito con el exdelegado Mauricio Toledo es tan real, que prefiere andar bien cuidado por aquellos rumores que señalan a Toledo como “manejador” de varios grupos violentos en la zona.
Hasta donde se sabe, si bien es cierto que hubo algunos jaloneos entre Negrete y Toledo por la repartición del botín político en la alcaldía, al final hubo un acuerdo sobre los números de la estructura delegacional y cada parte nombró libremente a sus equipos.
Sin embargo, a últimas fechas se ha visto al exfutbolista muy cerca de los morenos, e incluso ya hay apuestas acerca de cuánto tiempo aguanta antes de entregar el territorio a la gente de Claudia Sheinbaum, quien tiene especial interés en esa demarcación.
Porque, aunque ella es de Tlalpan, dicen que le trae unas ganas locas a Toledopor las agresiones en campaña que orquestó en contra de los morenos, incluso contra ella misma, y le gustaría desquitarse con lo que más le duele: el territorio.
Pero, independientemente de esas grillas, si Negrete se placea con sus escoltas, está mandando la señal de que la inseguridad es tan grave en su demarcación, que hasta él tiene que caminar vigilado, lo cual no es buen mensaje para sus gobernados.
Además, en la ley no está autorizado que un alcalde utilice fondos públicos para escoltas, por lo que tendrá que aclarar cuánto les paga y de dónde sale del dinero.
Otra arista es que, si el guerrerense eligió a la milicia para que le cuide las espaldas, seguramente es porque no confía en la Policía, y eso es doblemente grave, porque justamente será la Policía Preventiva la que cuide al pueblo.
Muchas conjeturas se pueden sacar acerca de su seguridad personal, pues igual y tiene una razón válida que no se ha hecho pública, pero de entrada el sólo hecho de que se haga acompañar de dos escoltas militares da de qué hablar.
Sobre todo porque el grueso de la ciudadanía, que es la que en realidad padece en carne propia la inseguridad, no tiene acceso a ese tipo de protección personalizada.
CENTAVITOS… Aún no se cumple el novenario por la partida de Ernestina Godoy del Congreso de la CDMX, y ya sus excompañeros diputados se están disputando la herencia. Duras son las negociaciones para sustituir a la tesorera Laura Ángeles, quien llegó con ella como su secretaria particular y luego le dio a manejar los dineros de Donceles. Dicen que se la tiene que llevar y dejar ese botín para los que quedan… Por cierto, en su despedida, el miércoles, todas las fracciones se cuidaron de no criticarla mucho por su abandono, pues será la próxima procuradora de Justicia y nadie quiere que por ahí le vaya a revivir algún expediente.
https://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/cuidan-militares-a-negrete/1280225
