Por Mauricio Flores
@mfloresarellano
Como ha dicho el candidato a la Presidencia por Morena, Andrés Manuel López Obrador, efectivamente existía una alternativa -diferente al emplazamiento en Texcoco- para un nuevo aeropuerto que atendiera el Valle de México, una alternativa que estuvo contemplada en los últimos estudios de viabilidad que elaboró el gobierno de Felipe Calderón y que fueron turnados al equipo de Enrique Peña durante la transición de gobierno en el segundo semestre de 2012.
El emplazamiento de un aeropuerto alterno era el aeropuerto internacional de Toluca, para lo cual se compró reserva territorial suficiente para una segunda pista y ampliación de edificios terminales y de servicio. No, no era Santa Lucía, como ha insistido López, pero de que existía alternativa, existía… y era más barata.
El Nuevo Aeropuerto Internacional de México que se construye lleva hasta el momento una inversión cercana a los 190 mil millones de pesos. La modernización y ampliación del aeropuerto toluqueño habría costado 15 mil millones de pesos. Claro, el enfoque y alcance de cada uno de esos proyectos es muy diferente.
EL NAIM, proyecto encomendado a Federico Patiño, implica cerrar la operación del actual AICM y trasladar a la Pista 6 (que construye la misma SEDENA) una porción de las operaciones militares que hoy se realizan en Santa Lucía. Su magnitud está planeada para alcanzar rápidamente la movilización de 64 millones de pasajeros por año.
El de Toluca es menos ambicioso, pues significaría mantener operando tanto el AICM como el militar de Santa Lucía. Y habilitados los accesos terrestres, incluido un tren de cercanía, habría podido movilizar cerca de 40 millones de pasajeros anualmente, pues contaría con dos pistas de operación simultánea. El tráfico aéreo, evidentemente, se habría segmentado y generado cierto nivel de complicación para administrar vuelos con conexión entre ambos aeropuertos.
Pero la decisión que se tomó al inicio de este sexenio se decantó por el proyecto de mayor envergadura, el de mayor tamaño, mayor costo, pero con la conexión más sencilla y eficiente al concentrar casi la mitad de los vuelos que se realizan en el país. Tanto así fue la decisión, que el trazo del tren México-Toluca quedó (en la estación Sendero) a casi 4 kilómetros de distancia del aeropuerto de esa ciudad.
Sí, sí había alternativa, pero no era la que decía el Peje. Empero, Toluca puede ser la alternativa de aeropuerto alterno ahora que el AICM no puede meter un solo vuelo más (son 1,200 operaciones diarias) y podría seguirlo haciendo una vez que se concluya el de Texcoco.
La salud es negocio
Una de las vocaciones más relevantes en la Ciudad de México es la relacionada con la fabricación de medicamentos e investigación clínica, que tienen alcance internacional. Incluso, dentro de dos semanas se efectuará el séptimo encuentro de Vector Pharma, organizado por la Asociación Nacional de Fabricantes de Medicamentos, ANAFAM, que encabeza Dagoberto Cortez, donde 134 empresas de 33 países se darán cita en el hotel Hilton del Centro Histórico para negociar cara a cara el suministro de materia prima, insumos y productos terminados.
Aunque no se lleva una cuantificación del monto del comercio pactado, este año se prevé se realicen 2,700 encuentros de negocio, los que se traducirá en 145% más reuniones comerciales que las efectuadas el año pasado.
Batalla de ‘gamers’
Las grandes cadenas de exhibición de películas Cinépolis, de Alejandro Ramírez, y Cinemex, de Germán Larrea, están de lleno en una nueva batalla, la de captar una fracción del nutrido sector de jóvenes -y no tan jóvenes- aficionados a los juegos de video. No son salones de “maquinitas” en las que combaten ambos colosos, sino el innovador terreno de los juegos de inmersión virtual y los juegos de gama alta conectados con Internet de alta velocidad.
En noviembre del año pasado, Cinepolis hizo su primer movimiento abriendo su primer espacio en Plaza Satélite y Plaza Telmex. Pero acto seguido, con un movimiento masivo, Cinemex lanzó su espacio Arena en Santa Fe, Plaza Antara y en Mundo E (amén de Cuernavaca y Monterrey) con la finalidad de no quedarse atrás en un juego millonario que recién comienza.
Auditorio y Acapulco
En los próximos días Nafin, a cargo de Jaques Rogozinski, cumplirá con el requerimiento del Instituto Nacional de Acceso a la Información para que haga públicos los contratos que tiene el Auditorio Nacional -propiedad de la Ciudad de México- con CIE-OCESA que dirige Alejandro Soberón. No es poca cosa, pues el Auditorio, con cerca de 1.6 millones de boletos vendidos por año, es el teatro más visitado del mundo y que está por arriba del aforo del Royal Albert Hall de Londres… pero se mantienen en un fideicomiso en Nafin los ingresos que obtiene, la política específica con que éstos se distribuyen -de entre 10% y 12% son para el Auditorio- y la administración de costos, pérdidas e ingresos.
Y bueno, para los capitalinos que adoran viajar a Acapulco, la novedad es que esta semana se inaugura la nueva Terminal Aérea de ese puerto, recién remozado por el Grupo Aeroportuario del Centro Norte, que encabeza Diego Quintana.
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