Mauricio Flores
Siendo la capital del país uno de los ejes de coordinación y generación de riqueza a nivel nacional, su suerte determinará en buena parte lo que acontezca en el futuro cercano en el resto del país; y la viabilidad como centro neurálgico depende de los logros -o fracasos- que la administración de Claudia Sheinbaum tenga en cinco aspectos fundamentales en el corto plazo: seguridad pública, movilidad, agua, servicios urbanos y estímulo a la inversión.
Ninguno de ellos es un tema que se pueda resolver con voluntarismo; tampoco son problemas que se hayan acunado en la sola administración de Miguel Ángel Mancera o Marcelo Ebrard. La complejidad multifactorial de cada uno de esos frentes -y sus correspondientes soluciones- se pueden remontar al pasado colonial o a la migración masiva del campo a la ciudad en la segunda mitad del siglo XX, así como la centralización de los poderes federales como nunca antes desde la época de Ernesto Zedillo a la fecha. Es ingenuo pensar qué en un solo gobierno se podrán revertir problemas de una metrópoli conurbada en la que habitan 20 millones de personas, pero esa fue la expectativa que “vendió” a los votantes el Movimiento de Regeneración Nacional en julio pasado, el de cambios rápidos y profundos. La alta posibilidad de que muchos de esas mejoras no sean factibles en el corto ni en el mediano plazo (incluyendo promesas del orden federal) bien puede hacer que la nueva jefa de gobierno opte por el camino clásico de la política: acusar a las administraciones anteriores del “caos heredado” a fin de generar una tensión social y electoral a su favor pero ello no resuelve y tiende a multiplicar las dificultades… como ya sucede con el próximo secretario de seguridad pública, Jesús Orta, quién ya declaró que “el crimen organizado se estableció con Mancera”.
¿Todo pasado fue mejor?
El próximo secretario de seguridad pública es reconocido como un eficaz y preciso administrador, pero no ha tenido a su cargo labores de seguridad propiamente dicha. Tal vez por ello haya dicho que “ese tipo de violencia”, la actual ligada al narcotráfico, no se veía en los gobiernos de Andrés Manuel López Obrador… omitiendo que durante la administración capitalina del tabasqueño el crimen organizado creció a niveles alarmantes -secuestro, robo a casa habitación, automóviles, transeúntes y bancos- que motivó a que se efectuara la “Marcha Blanca” donde mas de un millón de capitalinos salieron a manifestarse contra la ineficacia de aquel gobierno para enfrentar la crisis que tenía entre sus ejes la proliferación de “narcotienditas” que empezaron funcionar como sedes de puntos de contacto del crimen organizado. Vaya, Jesús el Rey Zambada -con toda las dudas que su credibilidad pueda tener- declaró en su juicio en Nueva York que pagaba sobornos de 300 mil dólares mensuales a las autoridades policiacas de la capital de aquel entonces.
Orta Martínez no tendría que olvidar que durante la administración de Marcelo Ebrard tuvieron que actuar contra los llamados “giros” negros que se generaron durante décadas previas a fin de hacer frente a la actual crisis de seguridad en acenso: ciertamente ahora su crudeza radica en la confrontación entre pandillas de narcotráfico y extorsión (“cobro de piso”) a negocios, motivada para el desmembramiento del llamado Cartel de Tepito y la separación de sus respectivas “unidades económicas” encargadas de robo, asalto y comercialización. Y si bien Orta se prepara a la creación del modelo de vigilancia por cuadrante (que en su momento aplicó con eficacia Manuel Mondragón), requerirá de mandos operativos experimentados y confiables para aplacar la ola criminal que impacta directamente sobre vida y patrimonio de personas y empresas.
Atascados y con sed
La Ciudad de México no parece saldrá rápidamente del rating de las ciudades con peor tiempo de movilidad en el corto plazo, pues con un promedio de11 kilómetros por hora promedio de velocidad vehicular y una estructura de transporte público saturada e incompleta, parece improbable que los medios alternativos de movilidad -bicicletas, scooters- se conviertan en soluciones generalizables. El próximo secretario de movilidad Andrés Lajous tiene una vasta carrera académica (Princeton, MIT, CIDE) y en foros de política urbana… pero tendrá que enfrentar hechos como que de los 100 kilómetros adicionales de Metro que requiere la ciudad, uno sólo no se podrán pagar con el actual modelo de financiamiento. O que confinar carriles de avenidas principales como ha sucedido en Xola, Cuauhtémoc así como Paseo de La Reforma, son soluciones de alcance reducido y rápidamente saturables de pasajeros amén de que desquiciar el tráfico individual y de carga dado que en 10 se duplicó el tamaño del parque vehicular -dada la degradación del transporte público- sin que se aumentara las superficies de rodamiento que, por cierto, se redujeron dramáticamente en zonas de alto conflicto vial como Polanco y La del Valle bajo los auspicios de Tanya Müller.
El suministro constante de agua es un reto tan grande como la movilidad y el de seguridad como atestiguo el llamado “mega corte” del mes de noviembre a sazón de la reparación y mantenimiento del Cutzamala. La fragilidad hídrica quedó de manifiesto con los anegamientos que provocaron en diversas zonas las fuertes lluvias de octubre en Iztapalapa, Venustiano Carranza e Iztacalco. El director próximo jefe del SACMEX, Rafael Carmona, tendrá que habérselas con un esquema tarifario establecido en base a prioridades políticas-clientelares y sociales y no uno que haga sustentable el desarrollo de infraestructura y mantenimiento de la red secundaria (por donde se fuga 30% del agua potable) ya que actualmente el 75% de los usuarios tienen un subsidio de 91% sobre la tarifa comercial.
Por ello el Banco Mundial advierte que el modelo de tarifas no hace palpable a los usuarios, en pesos y centavos, el estrés hídrico que vive la ciudad y que podrá agravarse sin los recursos necesarios para hacerle frente estructuralmente al aumento de la demanda de agua, drenaje y alcantarillado… máxime que la descentralización de la capital que se anunció con la Cuarta Transformación marchará mas lento de lo esperado como anticipó ya la secretaria de economía federal Graciela Márquez.
