Adrián Rueda
Una decisión que seguramente caerá como patada en el hígado en la 4T es el anuncio del PRD para poner su registro al servicio de cualquier organización ciudadana que impulse la socialdemocracia, el liberalismo o las ideas progresistas.
Los perredistas anunciaron ayer el lanzamiento de su plataforma Futuro 21, con la que pretenden transformarse y aliarse no sólo con ciudadanos y organizaciones, sino incluso abrirse a otros partidos que busquen una agenda común.
Con esta decisión, los perredistas confirman la desaparición de las tribus que tanto daño les hicieron, a la vez que se ubican como la opción de izquierda moderada, en la que caben simpatizantes o ciudadanos progresistas.
El lanzamiento de Futuro 21 que, como su nombre lo indica, tiene como misión recuperar espacios legislativos en las cámaras, municipios y gubernaturas a mitad del sexenio, no pudo ser más oportuno.
Sobre todo por las dificultades internas que tienen el resto de los partidos, incluyendo Morena, que no acaba de consolidarse como agrupación política, sino que se mantiene como un movimiento integrado por políticos de chile, dulce y de manteca.
En el espectro político están el PAN, que es la opción tradicional de derecha y que, hasta el momento, se ha mantenido como la única opción opositora que busca concentrar la inconformidad con el gobierno de la 4T, que cada vez es mayor.
El PRI está cavando su propia tumba, pues, al parecer, no aprendieron de la derrota y lo único que están consolidando es su profunda división, que indudablemente los consolidará como uno de los partidos satélites que durante décadas ellos mismos usaron.
Los morenos están inmersos en una lucha interna rumbo a la elección de su nueva dirigencia y, desde ahora, se ve que van a llegar partidos con muchos heridos que buscarán alguna opción distinta.
Los pejistas no son opción de izquierda, derecha o centro, porque son una mezcolanza debido a que recogieron a lo peor de cada partido.
Por eso esta metamorfosis del PRD resulta atractiva para cachar lo mismo priistas, panistas, morenos o políticos inconformes, que líderes sociales, empresarios o hasta intelectuales que no ven con buenos ojos el camino que está tomando el país.
Si de por sí Morena odiaba al PRD y buscaba destruirlo, hoy con más razón, pues les diputarán la clientela política.
CENTAVITOS
La que no aprende es Claudia Sheinbaum, cuya administración se puso en contra de las víctimas del New’s Divine al ordenar que no se castigue al alcalde en GAM, Francisco Chíguil, acusado de homicidio. Gracias al juez Ángel Cámara —que luego fue removido— se impidió esa injusticia; ahora la funcionaria justifica que el alcalde haya ordenado el retiro del antimonumento que familiares instalaron para recordar la tragedia, como fue el caso de los 43; del ABC y otros. Claudia dice que antes ¡se tiene que pedir permiso! ¿Pues qué le deberá a Chíguil la funcionaria para protegerlo de sus pillerías? A ver si las víctimas no se lo cobran en el 21.
