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LA MANO QUE MECE LA CUNA / La reelección será de Morena

El problema para el presidente es que, si bien tiene mayoría aplastante en San Lázaro, donde lo dejaron pasar sin pestañear siquiera, en el Senado de la República las cosas son muy distintas.

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Adrián Rueda

La iniciativa de Revocación de Mandato, que a todas luces quiere Andrés Manuel López Obrador que le apruebe el Congreso de la Unión en los términos que él exige es, técnicamente, una reelección.

Porque si ya fue elegido a través de las urnas para un encargo de seis años y los votantes deciden refrendarle su apoyo, estarían reeligiéndolo, aunque eso es lo menos importante porque el tabasqueño no busca el refrendo para él.

Su necedad de estar en las boletas el mismo día de la elección de julio de 2021 es para dar el espaldarazo –una vez más- a sus candidatos a los diversos cargos de elección popular en las alcaldías y congresos del paí

Y es que López Obrador tiene perfectamente claro que si no cobija a sus aspirantes estando el mismo día de la elección en las urnas, difícilmente podrán conservar los cargos legislativos que hoy ostenta a través de Morena, PT y PES.

Si El Peje no hubiera estado detrás de ellos, la mayoría no habría tenido posibilidades de ganar en los comicios pasados, por dos razones fundamentales: la primera es porque no los conocían, y la otra -que está peor- es precisamente porque eran muy conocidos.

A estas alturas del partido López Obrador no tiene ninguna duda de que en 2021 la mayoría de los votantes le ratificarán su apoyo electoral, porque además históricamente a mitad de su mandato el presidente en turno llega en el clímax del poder.

Con doce años de campaña como aspirante presidencial y tres ya como mandatario, porque no ha dejado de comportarse como si fuera candidato, la contienda entre partidos sería simplemente inequitativa.

Todo mundo puede imaginar cómo será la contienda si López Obrador se mantiene todos los días hablando cada mañana ante los medios y dictando la agenda política; dsescalificando a oponentes y a la sociedad civil que no comulga con sus ideas.

Por supuesto que cualquier aspirante a algún cargo, por menor que sea éste, tendrá en la boleta no a su contrincante, sino al Presidente de la República y ahí sí sus posibilidades de ganar se reducen casi a nada.

La idea del tabasqueño no es entonces reelegirse, sino que la gente reelija a Morena, sobre todo en los congresos, para seguir dominando el acontecer político en todo el país y poder consolidar lo que él llama la Cuarta Transformación.

Con las cámaras legislativas de su lado, el de Macuspana podría hacer y deshacer leyes que sean de su conveniencia, sean de cualquier índole, y trascender más allá de 2024 a través de un proyecto transexenal que implante por muchos años el pejismo.

No se necesita ser genio para entender que el interés presidencial no es la revocación de mandato, que incluso legalmente no aplicaría a López Obrador por la sencilla razón de que una ley no puede ser retroactiva, sino la necesidad de estar en las boletas el mero día.

El problema para el presidente es que, si bien tiene mayoría aplastante en San Lázaro, donde lo dejaron pasar sin pestañear siquiera, en el Senado de la República las cosas son muy distintas.

Y no sólo porque no completa la mayoría calificada que se requiere para dar luz verde a esta iniciativa, sino que en la Cámara Alta se conjugan otros intereses políticos que no necesariamente concuerdan con él.

Por ejemplo, está más claro que el agua que Ricardo Monreal, líder del Senado, trabaja a todo tren en tejer alianzas desde ahorita con miras a la sucesión presidencial de 2024, y que en ese camino tendrá que chocar con los deseos del inquilino de Palacio Nacional.

El de Zacatecas también tiene claro que él no será el elegido del dedo celestial para la candidatura presidencial de Morena, por lo que tendrá que luchar por su lado para hacerse de una estructura política propia que lo ayude en sus aspiraciones.

Si permite que López Obrador esté en las urnas el mismo día en que se realicen las elecciones intermedias, estará cediendo todo el control político a la figura presidencial y ahí quedarán enterradas sus aspiraciones particulares.

De momento Monreal no necesita del apoyo pejista en las urnas, pues en el Senado contará con la misma bancada durante seis años; donde se renueva es en San Lázaro, y ahí le conviene que los balances cambien y que la oposición se fortalezca.

De esa forma la Cámara Alta pasaría a ser la única instancia que le podría garantizar los cambios constitucionales al presidente, y por supuesto que eso tendría un costo que el Ejecutivo se vería obligado a pagar.

En este tema Monreal tiene el excelente pretexto de que los números no le dan para aprobar el dictamen que los diputados enviaron para hacer ley la Revocación de Mandato, por lo que sus términos tendrían que ser modificados para su aprobación.

El primer punto –y quizá el único- que tendría que cambiar sería la fecha en que los ciudadanos votarían porque se quedara o se fuera López Obrador del Gobierno, que no coincidiera con las elecciones.

La justificación que quiere hacer el presidente de que se haga el mismo día de la elección,  para ahorrar gastos de organización, no se la cree ni uno de los niños de pecho a los que dejó sin estancias infantiles.

El tabasqueño quiere estar por fuerza en las urnas para seguir subsidiando políticamente a tanto malandrín que, sin ser nadie –o peor aún, siendo un delincuente-  se cuelgue de Morena para lavar sus pecados y acceder a cargos públicos.

Y qué triste que El Peje quiera hacer cálculos políticos en todo momento para trascender el tiempo de su sexenio, en lugar de concentrarse en gobernar bien los seis años que le tocan y luego retirarse a descansar, que seguramente se lo tendrá muy merecido.

Pero en lugar de ello opera para sus propios intereses, sin importar si en ese accionar se lleva entre las patas a millones de mexicanos que confiaron –y también a quienes no lo hicieron- en sus promesas de cambio.

El destino que tenga esta iniciativa irá de la mano con el destino que tenga la sucesión presidencial dentro de seis años.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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