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Los patos hacen cua-cua…

En el polígono donde se construye el NAIM se removieron 5 millones de metros cúbicos de cascajo.

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Mauricio Flores

Cuando se escuchan y leen las consignas en contra de la construcción del Nuevo Aeropuerto de México por “razones ecológicas”, lo menos que esbozo es una carcajada: en general quienes esgrimen tales motivos lo hacen creyendo (espero de buena fe, producto de la ignorancia) aducen que ello atenta contra la viabilidad ambiental de la Ciudad de México cuando el entorno “natural” de la ciudad de México ha sido devastado a lo largo de casi 500 años y en especial en los últimos 118 años, cuando en 1900 el Lago de Texcoco dejó de ser eso y quedar reducido a unos miserables espejos de agua que se desecaban en temporada de secas para ser cuna de horrendas tolvaneras que, como documentó el espléndido fotógrafo Rodrigo Moya, cubrían el oriente y centro de la capital año tras año y convertirse en un serio problema de salud pública.

Así que cuando encuentro coincidencia entre los puntos de vista “ecológicos” en contra del NAIM tanto por personajes presuntamente expertos como José Luis Luege y Fernando Córdova  como del movimiento de “Macheteros de Atenco” ahora actualizados en redes como #prefieroUnLago, percibo además en esa ignorancia (espero sea sólo eso), una visión onírica que soslaya los avances tecnológicos y de responsabilidad social para enmendar el mucho daño que hemos ocasionado a nuestro entorno.

Visitando a Nabor

Pocas personas, salvo los especialistas ambientales, entran al vaso del Nabor Carillo. Abundan las personas que ya sea por que lo han visto desde la ventanilla de un avión, por una foto aérea o por lo que le cuentan sus cercanos, creen que ese vaso de regulación hidráulica es el “último vestigio” del extinto Lago de Texcoco. Pero estuve ahí el miércoles pasado, en el vaso del Nabor Carrillo, justamente hace una semana de cuando ustedes están leyendo esto. Tomé video y tendré la prudencia de indicación de quién quiera verlo (con todo y opiniones) en el canal de FaceBook con mi nombre o ajustado al de @mfloresarellano quien quiera verlo tipo twitter.

El Nabor Carrillo, lo que se ve desde una prudente y urbana distancia, es el cuerpo de agua mas artificial que exista y nada tiene que ver con los vestigios del “viejo lago”. Empezó a construirse en 1971, cuando Luís Echeverría -coautor y beneficiario del asesinato masivo de 1968- era presidente y las indicaciones profesionales le recomendaban dos cosas: ofrecer una solución ante la declarada muerte del Lago de Texcoco para evitar un mayor número de enfermedades infecciosas provenientes del lecho seco; construir un nuevo aeropuerto.

Fueron 14,500 mil hectáreas las que el gobierno federal tomó dentro del llamado “Plan Rescate Lago de Texcoco”. En ese espacio tan considerable cupo el terreno del actual NAIM y la laguna de regulación Nabor Carrillo. Pero al polígono donde se construye el NAIM le tocó la peor parte: se tuvieron que remover 5 millones de metros cúbicos de cascajo y deshechos depositados por los habitantes de la CDMX incluyendo los restos de la ciudad que murió en el terremoto de 1985 así como infinidad de llantas viejas, basura y cascajo diverso de una ciudad destruida una y otra vez.

A la laguna de regulación Nabor carrillo se le asignaron cerca de 1,200 hectáreas incluyendo una zona de pastizales en donde se han replantado los únicos arbustos que soportaron la salinidad en el ex vaso de Texcoco, los Tamarix, y que fueron reubicados junto con la pequeña fauna local cuando inició la construcción del NAIM. Existe ahí un sistema de canales que mueven el agua pluvial y de escurrimiento y han formado un pequeño hábitat para aves migratorias y locales, pero está altamente impactado por las aguas de deshecho que ahí llegan pues el tratamiento que reciben en la planta de Churubusco es insuficiente, además que los nueve ríos que escurren hacia ese vaso por el Canal Colector están contaminados por deshechos urbanos.

Y parado a la orilla fría y cenagosa de las 560 hectáreas de espejo de agua de la laguna es posible percibir grandes parvadas de patos bocones (hasta 100 mil individuos en temporada de invierno según mediciones de la firma especializada Sucofa que dirige Fernando Domínguez ) y que prosperan dada las descarga de aguas llenas materia orgánica, entre ella caca. Su pico tipo filtro les ayuda a ello, pero conforme avanza la contaminación tales los patos pierden peso. Le comento en broma a los biólogos expertos en aves que me acompañan, Salvador Gómez, Iván Flores y Uriel García, si los patos bocones se puede comprar con los ostiones. Todos ríen de buena gana y asientan.

Así, mientras que los patos bocones prosperan coyunturalmente, se degrada el hábitat incluido el de especies locales en extinción, como el chorlo nevado y el rálido azteca. Así que cuando Luege, ex director de CONAGUA, dice que el NAIM es un “ecocidio” parece más bien quevalida el ecocidio que durante décadas hemos cometido sobre el Valle de México que incluye a miles de patos que comen, literalmente, mierda.

Manejar el agua

La firma Sucofa hace mediciones y le proporciona a Mitre, al mando de, el comportamiento de poblaciones de aves migratorias y locales. El objetivo es que con los trabajos de mejora de calidad de agua que realiza la Conagua todavía cargo Roberto Ramírez, los patos vuelen hacia los otros 11 cuerpos de agua del Valle de México con materia orgánica suficiente para alimentarse y no representen un riesgo para los aviones del NAIM… y rescatar con aguas neutras el hábitat para las especias originarias en el Nabor Carrillo. Todo depende de una consulta vía encuestas, dice Javier Jiménez Espriú.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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