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Capital Político

Los pitufos critican el Metro

Están obligados a velar por los usuarios, pero deberían darse una vuelta por las instalaciones.

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En calidad de qué, Agustín El Tontín Guerrero se coló a una conferencia del PES y de Morena para exigir cuentas a Jorge Gaviño, director general del Metro, sobre la operación de ese sistema de transporte en la CDMX.

Porque ayer, en las instalaciones de la ALDF, la diputada morena Aleida Alavez y el diputado de Encuentro Social Carlos Candelaria —quien desde hace tiempo se cubre bajo las faldas de Aleida— criticaron las condiciones de seguridad en el STC.

Muy bien, los diputados están en su derecho y es su obligación velar, en este caso, por los usuarios del Metro, pero para hablar del tema hay que conocer o, al menos, subirse de vez en cuando a un vagón, no sólo leer las notas de los periódicos.

De Aleida nadie duda que conozca de los temas, pues lleva buen rato en la política y es una mujer trabajadora. Pero a Candelaria, que se sacó la lotería con una curul del PES en 2015, nadie lo toma en serio, sobre todo cuando dice que Gaviño debería conocer el Metro.

El legislador tendría que darse una vueltecita por el piso 6 de la sede del Metro —no le queda lejos, es ahí en Salto del Agua— para ver cómo el director tiene monitoreadas permanentemente todas las estaciones y gira instrucciones todo el día.

Pero, bueno, qué se puede esperar del buen Carlitos, si lo único que conoció del Metro fue cuando ejercía como vendedor de discos pirata, hasta que su entonces concuño, Jesús Valencia, lo rescató para hacerlo coordinador de la Policía en Iztapalapa.

Y, precisamente, porque su trabajo era dirigir a los azules y estaba gordito, en la zona lo conocían como El Pitufo Glotón. Aunque ahora que ha adelgazado, se depila las cejas, usa trajes de 90 mil pesos y es todo un metrosexual, lo conocen como Pitufo Vanidoso.

Bueno, pues no pudo tener peor tino al escoger de aliado a Agustín El Tontín Guerrero para criticar la operación del Metro, pues forman una pareja explosiva de huérfanos que se están quedando sin nada.

Desde que El Tontín traicionó a su creador, René Bejarano, ha venido a la baja hasta desaparecer y andar mendigando un lugar. Ahora se presenta como dirigente social, que es un sinónimo de nini de la política.

Pero Candelaria está peor, pues traicionó al PES —aunque sigue cobrando ahí— y a su exconcuño Valencia para vender su alma a Morena, con la ilusión de que lo hicieran diputado federal en 2018.

Sólo que, para su mala fortuna, Valencia, de quien se distanció desde hace un par de años, ya se integró a los morenos y se coordina directamente con Clara Brugada, a quien le habla al oído; casualmente, en el distrito que quería Candelaria, irá una mujer.

Parece que, aunque no quiera, va a tener que doblar las manitas ante su exjefe en Iztapalapa si quiere seguir pegado al presupuesto público.

Mientras tanto, se avienta la puntada de jalar con El Tontín para formar una pareja de pitufos que se atreve a pedir cuentas al Metro.

CENTAVITOS… Cada vez hay más quejas internas porque, por querer andar en tantas pistas al mismo tiempo, regalando patrullas en los estados y atendiendo sus eventos de la Conago, el jefe de Gobierno tiene convertida su agenda en un desastre. Dicen en su gabinete que hay obras de todo tipo que están listas y no pueden ponerse en marcha porque Mancera no tiene tiempo de inaugurarlas. Y, claro, tampoco acepta que arranquen sin que él dé el banderazo. Mientras tanto, sus secretarios tienen que estar pendientes de sus redes sociales para replicar toda foto o comentario que haga su jefe.

http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/2017/08/24/1183716

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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