Alejandra Martínez
En una ciudad donde el 50 por ciento de la población son mujeres resulta insuficiente que el Metro destine sólo dos vagones exclusivos para ellas, siendo como es uno de los más importantes sistemas de transporte urbano. Urge saber qué sigue, si se fortalece la medida, a fin de que cumpla con el objetivo que le dio origen, o cancelarla definitivamente.
Como es sabido, desde el año 2000 existen en el Metro vagones exclusivos para mujeres gracias a una disposición que generó y ha seguido generando opiniones en favor y en contra; en todo caso, los vagones son hoy una realidad que cada día resulta menos eficaz pero que sobre todo resulta insuficiente para la demanda.
Sólo quienes utilizan el Metro diariamente conocen lo que representa subir a los vagones exclusivos para mujeres, no sólo en horas pico, sino a lo largo de todo el día. Dichos espacios, que fueron concebidos para inhibir la violencia sexual son ahora lugares permanentemente saturados.
Con frecuencia los vagones mixtos muestran menos aglomeración de pasajeros, mientras que los exclusivos para mujeres van saturados, y aun así es común ver cómo hay hombres que no respetan la disposición y abordan los vagones que no les corresponden.
Esta actitud masculina, más allá de que la medida pueda representar una forma de discriminación que ellos rechazan, lo que refleja es el poco respeto que se sigue teniendo hacia las disposiciones de la autoridad y la ausencia de una campaña de concientización más que coercitiva.
Originalmente la medida de los vagones exclusivos sería transitoria en tanto se implementaran acciones para eliminar de fondo el problema de las diversas formas de acoso sexual en este medio de transporte, lo cual hasta la fecha no se ha dado.
Quienes están en contra de la disposición señalan las consecuencias que genera excluir a las personas y los malos resultados que en otros casos esto ha tenido. Específicamente señalan que los vagones exclusivos provocan discriminación aunque aparentemente los resultados sean positivos.
Por este motivo el organismo que encabeza Florencia Serranía debe hacer un análisis de la forma en que se saca provecho a los vagones, dada la carencia de trenes que existe debido a la falta de mantenimiento.
Sin importar lo que digan las encuestas, cualquier consulta rápida a las usuarias de los vagones exclusivos de mujeres arrojaría que se sienten más seguras, particularmente cuando la demanda del servicio es elevada como en horas pico, cuando se dan problemas técnicos en el servicio o cuando hay lluvia.
Lo que ahora toca a la autoridad es valorar si vale la pena incrementar los vagones para mujeres y niños, mantenerlos con el número actual o definitivamente eliminarlos debido a que pueden considerarse inconstitucionales, ir en contra de la forma ideal de convivencia y promover la discriminación.
Posiblemente abrir un debate como éste genere malestar entre los grupos defensores de mujeres y derechos humanos, tal vez no forme parte de la agenda de la directora del Metro o la Secretaria de las Mujeres, pero si algo caracteriza a la ciudad es el debate, la confrontación de ideas y el colocarse a la vanguardia. La propuesta está hecha.
