Carla María Petrella
Los adultos mayores han dado muestra de ser una clientela leal y muy redituable electoralmente. Primero lo fueron para el PRD y ahora para Morena. Sin embargo, desde hace un par de meses al parecer la atención que brinda el gobierno a este sector con la entrega de la Pensión Universal ha dejado de ser prioridad, y si esto no es consecuencia de la mala planeación o de la impericia financiera, tal vez podría tratarse de una forma de castigo.
En campaña y durante los primeros días del actual gobierno federal se afirmó reiteradamente que el apoyo económico para este sector crecería al doble, pero con el correr de los días y las semanas fue siendo cada vez más claro que tal promesa no pasaría de ser eso, y pronto comenzaron las dificultades, especialmente en la ciudad de México.
Fue así como el otrora bastión del perredismo, con sus 500 mil adultos mayores inscritos en el Programa de Apoyo Alimentario, dejó de ser atendido y los depósitos mensuales de mil 200 pesos simplemente se detuvieron, lo que significó, además, la pérdida de los ahorros que muchos de estos adultos mayores habían acumulado diligentemente en sus tarjetas.
La primera reacción del gobierno fue negar el problema; después se dijo que iría arreglándose hasta quedar completamente resuelto en junio, pero al paso de los días el plazo se ha ido ampliando con declaraciones semejantes a la que hizo la semana pasada Almudena Ocejo, Secretaria de Inclusión y Bienestar Social, quien anunció que el tema “quedará resuelto hasta agosto”.
La versión de la funcionaria se contrapone a lo dicho durante marzo y abril por la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum. Ahora resulta que sólo 150 mil de los antiguos beneficiarios tienen una tarjeta nueva, lo cual significa que el 70 por ciento sigue con problemas, a pesar de que la titular de la SIBSO afirmara no hace mucho que el 80 por ciento de los pagos estaban ya regularizados.
Algo que llama la atención en todo esto es que la mayor parte de las personas a quienes aún no se les regulariza el pago viven en Iztapalapa, Gustavo A.Madero, Álvaro Obregón, Coyoacán y Venustiano Carranza, todas alcaldías que hasta septiembre del año pasado eran gobernadas por el PRD.
Lo anterior significaría que a pesar de que el gobierno tiene la obligación de entregar apoyos de forma universal, está castigando a quienes en algún momento votaron por el PRD, demostrando así el revanchismo de quienes hoy gobiernan contra uno de los sectores más necesitados de ayuda.
Y mientras la situación se resuelve los recursos presupuestados para este programa siguen sin ejercerse o, más bien, generando intereses que pueden tener dos posibles usos: ir a dar a la bolsa que se está haciendo para el rescate de Pemex, o dirigirse a Puebla, entidad en la que dentro de dos semanas se realizará una elección de gobernador; en tal caso la dispersión de los fondos no se haría a través de la compra directa del voto, como se estiló hasta la elección pasada, sino en forma de apoyos desde el gobierno, a través de programas sociales.
De lo que no cabe la menor duda es de que el Programa de Adultos Mayores se está utilizando para premiar y castigar a las personas llamadas de la tercera edad, y a la vez se está convirtiendo en un programa prioritario en los estados que Morena tiene interés de ganar en las urnas este año, 2021 y 2024. Por desgracia para sus habitantes de mayor edad, la Ciudad de México ya ha perdido el interés para el gobierno y su partido, de ahí la poca celeridad que se está dando a la solución del conflicto.
Con esta actitud el gobierno de la Ciudad demuestra que no seguirá consintiendo a los adultos mayores, quizá porque electoralmente ya no les ve ninguna utilidad, como antes lo hizo el PRD.
