Mientras todo el mundo se pregunta si Miguel Ángel Mancera será aspirante a senador por el PAN o por el PRD, en las bases amarillas se gesta una revuelta que puede estallar este fin de semana si las candidaturas no son repartidas correctamente.
A estas alturas del partido, el tema de que Mancera se irá del Gobierno es viejo, pues la decisión estaba tomada desde hace meses. Quizá lo nuevo fue que podría ser lanzado por el blanquiazul, como compensación por haberlo bajado de la carrera presidencial.
El hecho de que los suspiritos azules tengan que cargar con el jefe de Gobierno es, además de pagarle el maltrato de que fue objeto cuando públicamente cercenaron sus aspiraciones, dejar libres —hasta donde puedan— los puestos legislativos para las tribus amarillas.
Obvio que el hecho de acoger a Mancera ahora como candidato panista —pues las bases azules tendrán que aprobar su nombramiento— no resuelve para nada la falta de espacios para los suspirantes perredistas.
Para la creación del Frente, el sol azteca tuvo que ceder espacios precisamente al PAN y al Movimiento Ciudadano, que se despacharon con la cuchara grande.
Eso dejó con un número limitado de carteras a los perredistas, quienes están optando por sacrificar a las corrientes de menor peso, como Foro Nuevo Sol e IDN, en franca extinción.
Sobre todo IDN, cuyos integrantes quieren obtener candidaturas —las que sean— para pasarse a Morena en cuanto se instalen los congresos, pues si aún no se han ido del PRD es porque así se los ordenó René Bejarano.
Ya ni qué decir de las candidaturas al Senado en la capital de la República, donde, de entrada, están apuntados Víctor Hugo Lobo, Leonel Luna, Julio César El Nenuco Moreno y Héctor Serrano, pero, si bien les va, sólo uno de ellos llegará.
¿Y los demás?
Ése es el problema que tendrá que resolver el presidente del PRD, Manuel Granados, este fin de semana en el Consejo Nacional. Hasta el momento ha llevado bien el partido, pero ahora tendrá su prueba de fuego, pues no se descarta una revuelta.
CENTAVITOS… Hasta el cansancio se ha dicho que Mancera se va, a pesar de que había jurado quedarse hasta el final a la reconstrucción de la CDMX luego de los sismos de septiembre. Es claro que no cumplirá su palabra, pero lo que llama la atención es que, al parecer, dejará atorado el tema con la repartición de los recursos extraordinarios, que estarán en manos de los diputados Leonel Luna, Jorge Romero y Mauricio Toledo. El jefe de Gobierno dijo públicamente que eso es ilegal y pidió a la ALDF que corrigiera el error, pero eso fue hace como tres semanas y los diputados se han hecho que la Virgen les habla. Si Mancera ve casi todos los días a Luna, nadie puede alegar que no ha escuchado la indicación del jefe de Gobierno, y ahí hay de tres sopas: o Luna le está dando largas al asunto confiando en que el funcionario ya va de salida… O las tribus decidieron desafiar a un Mancera ya debilitado ante su anunciada salida… O es una simulación y a lo mejor el jefe de Gobierno quiere que esos diputados en realidad manejen los recursos, pues casualmente los tres pertenecen al Frente de partidos… El que regresó a la primera línea política fue el sinaloense Florentino Castro, que fue nombrado director del ISSSTE en sustitución de José Reyes Baeza. Cuando todo el mundo apostaba a que Florentino iba a reforzar a su compadre Roberto Campa en la Secretaría del Trabajo, el presidente Enrique Peña le dio una nueva encomienda, que no es menor.
http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/2018/02/15/1220460
