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SCREWBALL / ¿Quién lo cuida a uno?

El mismo día en que le jugaron esta broma de mal gusto a Citlali Hernández, un taxista compartió conmigo su amarga experiencia de haber sido asaltado un día antes…

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Ernesto Osorio

Las reacciones que generó la aparición de un “libro bomba” en el Senado de la República rebasaron los límites de la prudencia por parte de diversos actores políticos.

Nadie puede celebrar ni tampoco alegrarse por cualquier tipo de agresión en contra de las personas y menos tratándose de una mujer. Sin embargo los representantes de Morena, legisladores, dirigentes políticos y gobernadores se volaron la barda al calificar el hecho como “un atentado” al que de inmediato le dieron una connotación política y colocó a la oposición en el terreno de la sospecha.

¿Qué pretendía el o la autora de esta pesada broma contra la senadora Citlali Hernández? Por supuesto que nadie quería hacerle un daño pues el artefacto no era un explosivo, según los peritajes. La idea, era llamar la atención y poner a prueba la lealtad de los seguidores de Morena, luego de una cadena de acontecimientos que han golpeado la figura del Presidente Andrés Manuel López Obrador.

Las críticas que generó entre la población los errores cometidos en los ajustes presupuestales de la Secretaría de Hacienda al sector salud, tocaron las fibras más sensibles de la sociedad pues entre los afectados de los recortes habían mujeres, adultos mayores y niños enfermos de cáncer.

En este mismo contexto, habría elecciones en seis estados donde Morena pondría a prueba su liderazgo por primera vez, desde aquel primero de julio de 2018 en que demostró ser la fuerza política con mayor respaldo social.

El discurso del oficialismo de Morena siempre se ha centrado en la atención a los grupos vulnerables, a las mujeres y los adultos mayores y en ese sentido, hacía falta enaltecer a una figura reconocida en ese terreno para enviar el mensaje de que tenemos un gobierno estable, firme y con reconocimiento y respaldo social.

Citlali Hernández, es una mujer de 29 años que creció en la colonia Agrícola Oriental; intentó cursar la carrera de periodismo en la Univesidad Nacional Autónoma de México, pero su activismo social –siempre dentro de la izquierda- le obligó a dejar trunca su carrera.

La actual senadora, surgió a la vida política de la capital emergiendo de los grupos de literatura de Paco Ignacio Taibo y desde que Morena se fundó trabajó dentro de los grupos juveniles del partido para sumar militantes.

Mujer discreta, sencilla y fiel a sus principios, la actual senadora llegó a la última legislatura de la Asamblea de la Ciudad de México en donde refrendó su trabajo en favor de los derechos de la población LGBTT , de las mujeres y los adultos mayores.

En el 2015 Citlali Hernández fue noticia por primera vez en los medios de comunicación, pero no por su trabajo, sino por la presunta vinculación de uno de sus colaboradores en el homicidio de un menor. La legisladora negó rotundamente cualquier relación con el indiciado, pero la sospecha quedó ahí pues el referido colaborador subió a redes sociales fotografías en las que se le veía en eventos de Hernández durante su campaña que demostraban su amistad.

La gestión de Citlali Hernández concluyó en el 2018 sin mayor realce y de inmediato trabajó para que fuera designada como compañera de fórmula de Martí Batres para el Senado de la República.

Así, la trayectoria política de Hernández ha sido más bien discreta, sin realce o de una relevancia tal que la haga meritoria de un atentado contra su vida. Sus decisiones han estado lejos del entorno criminal de esta ciudad.

Las versiones sobre un posible auto atentado han ido creciendo conforme se avanza en los peritajes y de confirmarse esta versión, el costo político para Morena, sería descomunal, pues habrían mentido.

Por otra parte, debemos decir que resultaron indignantes, por decir lo menos, los comentarios que externaron la solidaridad con la legisladora, sobre todo cuando los ciudadanos somos víctimas todos los días de la delincuencia que si agrede.

El mismo día en que le jugaron esta broma de mal gusto a Citlali Hernández, un taxista compartió conmigo su amarga experiencia de haber sido asaltado un día antes.

“¡Tengo miedo! pero pues hay que trabajar y seguir adelante, porque ¿quién lo cuida a uno?”. A este hombre nadie le puso una ambulancia escoltada para llevarlo a un hospital a revisarlo por la golpiza inmisericorde que recibió; nadie en sus redes sociales condenó el hecho; nadie duplicó la vigilancia en su colonia luego del asalto;  nadie convirtió en un hecho noticioso el violento asalto que vivió Víctor, el taxista de la colonia Agrícola Oriental que sigue trabajando, a pesar de su miedo.

¿Es esta la clase política que merecemos?

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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