La sola mención de que Héctor Serrano Cortés podría ser la carta oculta de Miguel Ángel Mancera para sucederlo al frente del Gobierno de la CDMX, tan luego el jefe se vaya a buscar una candidatura presidencial, levantó ámpula en el sector político.
En los sectores cercanos a la corriente Vanguardia Progresista, donde Serranotiene apostada buena parte de sus reales, la posibilidad cayó muy bien e incluso afirman que ha habido pláticas informales con grupos de la oposición.
No ven a nadie mejor que él operando la elección desde el gobierno interino el próximo año, pues es el único que puede frenar, sobre todo, a Morena, así tenga que meter la pierna fuerte durante el juego.
Quienes no están con él —que también son varios— dicen que Héctor ya demostró que puede ser un gran operador político, pero un pésimo operador electoral. Prueba de ello son las elecciones de 2015 y 2016 que el PRD perdió ante los morenos.
Alegan que el extitular de Semovi tuvo en sus manos todo el apoyo político del partido y todos los recursos del gobierno y aún así fue barrido por el partido de Andrés Manuel López Obrador en la CDMX, que les quitó cinco delegaciones y 22 diputaciones.
Incluso, esa derrota ocasionó su salida de la Secretaría de Gobierno y que fuera enviado a la de Movilidad, de donde siguió operando políticamente.
A pesar de esos dos descalabros, tanto perredistas como panistas y hasta priistas afirman que Serrano es el único capaz de frenar a los morenos y de garantizar a los aliados el cumplimiento de los acuerdos que se hagan en la capital con miras a la elección de 2018.
Nadie duda que el exfuncionario aprovechó esas dos derrotas del partido para colocar a los suyos en puestos clave del gobierno, algunas delegaciones y de la propia Asamblea Legislativa del DF, donde es claro que tiene el control. La idea que está surgiendo en torno a su llegada como interino no cayó nada bien en el equipo cercano a Mancera, pues varios de ellos sienten que tienen el derecho de piso para quedarse en el lugar del jefe.
Y, quizá, pudieran ser los de la más absoluta confianza para él, pero nada más con echarle una miradita a sus currículas y analizar sus capacidades, cualquiera pensaría en descartarlos para gobernar una capital como la CDMX.
A lo más que podrían aspirar es a mantenerse en el gabinete en cargos de cierta importancia, y eso como una deferencia hacia el jefe de Gobierno, porque para enfrentar a López Obrador y su pandilla están más que verdes.
De todos ellos el único que tendría hechuras para tomar el reto es el Consejero Jurídico Manuel Granados, pero como en la película de El padrino, él estaría bien como jefe para los tiempos de paz, pero éstos son tiempos de guerra y se necesita un malo, pero malo.
Ya falta poco para develar el misterio, pero mientras el tema levantó ámpula.
CENTAVITOS… Por cierto, a unos días de que Mancera deje la Jefatura de Gobierno crecen las dudas sobre si en verdad dejará a Ricardo El MezcalesBecerra al frente de la Comisión de Reconstrucción de la CDMX. Además de su afición por los tragos —sus excompañeros del Partido México Posible recuerdan que, incluso, de ahí fue corrido por su gusto a la caña, la uva y al maguey—, Becerra ha demostrado con creces que no tiene la menor capacidad para el cargo. Él mismo ha confesado que no quería, pero lo mandaron y nadie quisiera creer que al gobierno no le interesa lo que pase con los damnificados.
http://www.excelsior.com.mx/opinion/adrian-rueda/2017/11/29/1204294
