Elena Chávez González
¿Tiene perro, señor presidente?
Cuando entenderán las autoridades federales y locales que a los ciudadanos hay que enseñarles a pescar, no hay que darles el pescado sin que hagan el menor esfuerzo por ganárselo porque lo único que fomentan es la mediocridad, el conformismo y, desde luego, una sociedad indolente, floja y pasiva como la que se esta gestando en la llamada cuarta transformación.
El presidente Andrés Manuel López Obrador comparó a los flojos con los animalitos, con lo que, obviamente, no estoy de acuerdo porque, en el caso de los perros laboran como “policías en casas, negocios, escuelas, instituciones, embajadas, aeropuertos, ranchos, iglesias y no dudaría que hasta en la finca “la Chingada” del primer mandatario, sin que ninguno reciba un salario a cambio.
No hay comparación. Los humanos tenemos algo que los animales no poseen: voz para ir a pedir trabajo, no obstante, dada la estrategia clientelar del presidente y de los gobernantes de su partido Morena de regalar dinero público para permanecer en el poder, llegará el momento de que veamos cómo sindicalizamos a los perros que trabajan más de las ocho horas que marca la ley como jornada laboral.
Voy a aprovechar los minutos de sensibilidad que tuvo el presidente López Obrador para decirle que está mal informado, los animales en libertad, perros, gatos, aves, felinos o cualquier otra especie buscan el alimento no solo para sí mismos, sino para su familia, en cambio los seguidores del primer mandatario ya solo están a la espera de estirar la mano para recibir la limosna que se les da no de su dinero, sino de los impuestos que pagamos todos los mexicanos.
En lo que si estoy de acuerdo con López Obrador es que los animales como sus pobres sienten y manifiestan emociones tales como alegría, tristeza, felicidad y miedo, además de poseer una enorme capacidad para perdonar todo el daño que les hacemos y no guardan rencor como lo atesoramos las personas.
Su analogía de comparar a los pobres con animalitos a los que se les debe dar el alimento fue causa de burlas, de memes y de un sinfín de comentaros que, al menos para mí, no fueron ofensivos, al contrario, si nos comportáramos como lo hacen los animales en general el mundo sería diferente, muy diferente porque en ellos no existe ningún sentimiento negativo.
Señor presidente recordará que en una ocasión intercambiamos algunas palabras sobre los animales, en especial sobre los domésticos que son los perros y gatos y le pedí en ese entonces que si llegaba a gobernar este país no olvidara a estos seres con los que compartimos el planeta. Su respuesta fue breve pero concisa: “cuenta con ello”.
Hoy quiero tomarle la palabra empeñada. Los animales necesitan urgentemente de atención, de políticas públicas que ayuden a evitar el nacimiento de miles de cachorros que viven en las calles, que son utilizados para peleas, explotados en criaderos donde las hembras jamás salen de sus jaulas, muertos por envenenamiento o electrocutados en antirrábicos.
La esterilización, señor presidente López Obrador, es la solución a este problema de sobrepoblación que también afecta la salud de las personas, el entorno en el que vivimos y da a México una imagen de país tercermundista.
Además, señor presidente, las políticas públicas que se hagan para los animales le servirán para disminuir la inseguridad y la delincuencia, ya que al fomentar el respeto y el amor por los animales educará a niños emocionalmente sanos. Los delincuentes, está científicamente comprobado, inician sus prácticas torturando animales para después hacerlo con las personas.
Quienes ayudamos a animales lo hacemos con nuestros propios recursos, en este ambiente no hay corrupción, hay compromiso, hay amor. En Iztapalapa con el respaldo de Dione Anguiano iniciamos un programa “Animalizate” que en tres años esterilizo a 21 mil animalitos, desde perros, gatos, conejos y cuyos que fueron llevados por familias muy pobres, por voluntad propia y conscientes de que ya no pueden nacer más cachorros.
Los animales domésticos, señor presidente, son la única compañía de ancianos olvidados por los hijos, son la felicidad de niños con alguna discapacidad y son también héroes que salvan vidas en terremotos, o es que no sabe de la heroína Frida que en el sismo de 2017 encontró con su olfato a varias personas enterradas bajo los escombros.
Pensará que gastar recursos en animales no le reditúa políticamente lo que regala a los flojos, nada más equivocado porque si bien los perros y gatos no votan si lo hacen las miles y miles de personas que en su casa tienen a un animal.
¿Tiene perro, señor presidente?
