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Trump encontró su horma en AMLO

López Obrador ha decidido desde el inicio de su administración no confrontarse con su colega estadounidense y la tarde del lunes inició su estrategia para influir en la administración estadounidense desde otra ruta…

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Arturo Páramo

Se le acumulan al presidente los pendientes, cada uno más intenso y complejo que el anterior y que lo tienen constantemente al borde del peligro.

El presidente de los Estados Unidos amenazó con cerrar las garitas de ingreso a ese país desde México apenas López Obrador concluyó su rueda de prensa matutina del viernes. Aprovechó la oportunidad ese mismo día para hacer algo que maneja como nadie. Encabezó un mitin en Poza Rica y consultó a la asamblea sobre cuál debía ser su postura ante el gobierno estadounidense.

“Ese es mi pueblo”, dijo el presidente una vez que la gente reunida en la plaza cívica de esa ciudad petrolera decidiera que debía actuarse con prudencia, es decir, no confrontar a Donald Trump.

Lo cierto es que López Obrador ha decidido desde el inicio de su administración no confrontarse con su colega estadounidense y la tarde del lunes inició su estrategia para influir en la administración estadounidense desde otra ruta, con su reunión en Palacio Nacional con congresistas de aquel país.

El gesto de López Obrador pudo haber sido visto de forma folklórica desde los Estados Unidos, sin embargo, la costumbre de consultar a a mano alzada en asambleas por parte del tabasqueño es una costumbre que ha tenido desde el inicio de su carrera política y nunca ha sido una estrategia espontánea.

En los hechos, la situación migratoria está viviendo una de sus crisis más severas, con las caravanas que llegan desde centroamérica, la falta de personal de migración para atender a los que arriban a México y con el anuncio del gobierno mexicano de otorgarles visas de trabajo e incluirlos en los programas sociales instrumentados por el propio gobierno.

Lejos de ser una respuesta sin sentido, en realidad la estrategia de López Obrador es la de retrasar lo más posible la solución al conflicto, toda vez que aún está por resolverse la aprobación del nuevo tratado comercial con Estados unidos y Canadá, y porque está consciente de que Dopald Trump está comenzando su campaña electoral rumbo a las elecciones de 2021 y necesita un enemigo cercano al cual confrontar.

López Obrador no está dispuesto a ser parte de la estrategia en el tablero de Trump. El presidente de Estados Unidos se quedará por un tiempo sin ese enemigo directo en el patio trasero.

Tal vez el mejor de los contrincantes que tenga Trump sea alguien como López Obrador, un presidente que no acepta amenazas, que responde a ellas con sorna, sarcasmo, con el inesperado golpe mediático de la votación a mano alzada en Poza Rica.

El presidente de México jala los hilos de su política internacional de una manera tan particular que tiene descolocados a quienes estaban acostumbrados a las notas diplomáticas enérgicas de parte del gobierno mexicano.

Estamos ante un político que no se parece a ninguno otro, con un capital social que le sirve de combustible para confrontar a una superpotencia con evasivas que desquician a todos los actores políticos dentro y fuera de México, y además maneja la política interior desde la plaza pública.

En política interior, López Obrador trata de imponer el discurso de que con inversiones y empleo se reducirá la delincuencia mientras él recorre el país resguardado por soldados y policías. Lo cierto es que el país está lejos de la calma que todos queremos.

El presidente está al borde del esfuerzo físico, en un tren de trabajo que sus antecesores ni de lejos tuvieron, y que también tiene sus riesgos.

El sábado pasado en un recorrido por San Luis Potosí un tráiler invadió el carril de la carretera sinuosa cerca de Tamazunchale y golpeó a una de las camionetas del convoy presidencial. El hecho, minimizado por el presidente pone una alerta -una más- sobre la seguridad del titular del Poder Ejecutivo acostumbrado a recorrer carreteras de todo el país. No dejará de hacer esos recorridos por carretera, están en su ADN, genuinamente disfruta del contacto con la población que, tiene claro, le sirvieron para acrecentar su popularidad y lograr la victoria en 2018 y no ve razón razón para dejar de hacerlo. Acéptelo o no, el presidente vive constantemente al borde del peligro.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

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