Investigación
Urge proteger suelo de conservación
La vida en la Ciudad continuará deteriorándose de no determinarse qué suelos deben quedar libres de concreto y ser protegidos. Es urgente un nuevo plan de reordenamiento territorial y de servicios ambientales.
Jorge X. López
A la Ciudad de México le urge un ordenamiento territorial que determine qué suelos deben permanecer libres de concreto, de otra forma, la calidad de vida de sus habitantes continuará deteriorándose.
La experta en suelos del Instituto de Geografía de la UNAM, Silke Cram, explicó que la importancia de los suelos en zonas urbanas va más allá de sólo asociarlos a la producción de alimentos.
“Son también sustento de vegetación y de ecosistemas, y participan de forma muy importante en la regulación del ciclo hidrológico y la recarga de los acuíferos”, señaló la investigadora.
Muchos contaminantes, continuó, se quedan en el suelo gracias a que éste funciona como filtro y evita que esas sustancias se infiltren en los mantos freáticos o lleguen a las plantas.
Advirtió que ya están ocurriendo situaciones graves en la Ciudad por la poca infiltración de agua en los suelos.
Y esto, señaló Cram, no es otra cosa que el resultado de sellar con cemento cada vez más y más suelos urbanos que propician el escurrimiento de agua hacia las zonas bajas con las consecuentes inundaciones.
La experta hizo también un llamado para cambiar la percepción que tienen tanto autoridades como ciudadanos acerca de los suelos urbanos.
“Hay zonas dentro de la Ciudad que pueden reconvertirse en áreas verdes; una tendencia a nivel mundial que tiene que ver con la seguridad alimentaria está impulsando la creación de huertos urbanos”, dijo.
Y aunque en México una crítica a ello podría ser que los alimentos estén contaminados y no sean aptos para consumo humano, habrá que hacer los estudios necesarios antes de desechar esta posibilidad.
“La respuesta está en estudiar si los suelos están haciendo su trabajo y no transfieren estos contaminantes, o determinar qué tipos de vegetales son los idóneos para que tampoco transfieran a las hojas estas sustancias”, explicó Cram.
Incluso, continuó, podría irse más allá en la CDMX y plantar especies frutales en camellones y jardines de donde la gente pueda cortar una fruta, y crear con ello vínculos entre los habitantes y sus árboles.
