Connect with us

Influyentes

SCREWBALL / Espejismos

Desde que el llamado Regente de Hierro dejó de dirigir las riendas de esta capital, las decisiones sobre su desarrollo las tomó el Presidente de la República, y la “autoridad” del Distrito Federal se redujo a ser el encargado de un despacho que tenía que ejecutarlas.  

Published

on

Ernesto Osorio

Cuando en el año 2000 Vicente Fox logró la alternancia en el poder al ganar la elección presidencial de ese año, en la Ciudad de México la izquierda se afianzó como la principal fuerza política que ganaba por segunda ocasión la Jefatura de Gobierno con Andrés Manuel López Obrador. Eso permitió que los mexicanos pudiéramos conocer los contrastes y las diferencias entre dos formas de ejercer el poder. En la federación, un gobierno de corte neoliberal y conservador y en la capital del país, uno transformador y abiertamente liberal.

Desde entonces los habitantes de esta gran ciudad vivimos a expensas de los impulsos ideológicos de cada ámbito de gobierno. A nivel federal, dos sexenios del PAN y uno más del PRI, tuvieron como gobierno espejo a uno emanado del PRD en la ciudad lo cual nos colocó en medio de una disputa frontal que en los últimos años se fue desvaneciendo pues ambos confluyeron en una misma ruta que los llevó hacia el precipicio de la desconfianza y el descrédito social.

Hoy, tenemos un solo modelo de gobierno, el construido por el Movimiento de Regeneración Nacional y con una perspectiva liberal, de izquierda democratica que se ha instalado al frente del poder Ejecutivo y legislativo, tanto a nivel nacional como a nivel local pero, ¿y eso es bueno?

Depende. Es bueno, porque al compartir el mismo proyecto político, la equidad en el trato y la asignación del presupuesto es una garantía; se consolida una alianza que cerrará el paso a cualquier intento desestabilizador de los partidos opositores y el trabajo se distribuye mejor para lograr en menos tiempo los objetivos trazados.

Es malo, porque a la percepción de los capitalinos, la reforma política que se logró en el 2016 para que ya no fuéramos ciudadanos de segunda con derechos limitados para decidir, y elegir como todo mexicano en cualquier otro estado de la República, parece desvanecerse, pues las decisiones más trascendentales anunciadas por la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum hasta ahora han salido de Palacio Nacional y no del Antiguo Palacio del Ayuntamiento.

Con esto la idea de un retorno de la figura de regente, es cada vez más cierta para los capitalinos, que sólo recuerdan como una autoridad independiente y con mano firme a Ernesto P. Uruchurtu, único que fue ratificado por tres presidentes como responsable del gobierno de esta capital.  Adolfo Ruiz Cortines (1951-1958), Adolfo López Mateos (1958-1964) y Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970).

Desde que el llamado Regente de Hierro dejó de dirigir las riendas de esta capital, las decisiones sobre su desarrollo las tomó el Presidente de la República, y la “autoridad” del Distrito Federal se redujo a ser el encargado de un despacho que tenía que ejecutarlas.

Es por eso que los porcentajes y encuestas sobre los niveles de aprobación o desaprobación de los primeros cien días de gobierno de la doctora Claudia Sheibaum deben ser analizados y tomados con mucha reserva, y reconocer que a falta de un gobierno espejo, es necesario que ella envíe señales de que antes que profesarle obediencia ciega a su líder, se debe a los poco más de 2 millones de capitalinos que la eligieron. Y ya lo demostró con la modificación al proyecto inmobiliario del gobierno federal que pretendía levantar un desarrollo inmobiliario en Santa Fe para financiar a la Guardia Nacional.

Pero hace falta algo más fuerte, de mayor impacto social.

La Doctora debería revisar las encuestas sobre los cien días de sus antecesores y entender que necesita mostrar mayor independencia en la toma de decisiones. En marzo del 2001, López Obrador -por ejemplo- perdió terreno en las preferencias de los capitalinos pues su confrontación abierta con Vicente Fox, pues de 10 que habían votado por él, solo cinco aprobaban su gestión. En el 2007, Marcelo Ebrard mantenía una aceptación media pues mantenía el 5.5 de preferencias que había logrado en su elección gracias a su postura respecto a la legalización del aborto en la Ciudad de México, pero no superaba a Felipe Calderón.

En el primer trimestre de su gestión, Miguel ángel Mancera lidió con asuntos que le dejó la pasada administración: como el paro en la UACM, la remoción de la estatua de Heydar Aliyev y los detenidos del 1 de diciembre. No obstante, mantenía la mayor preferencia que haya registrado un Jefe de Gobierno pues 8 de cada diez lo aprobaban.

Hoy, Claudia Sheinbaum tiene una aprobación de 6.3 y eso, a consecuencia de que el mayor sector de la población, los adultos mayores no han recibido aún su pensión mensual debido a que el programa pasó al gobierno federal por disposición presidencial y está en proceso de ajuste.

La Ciudad de México, requiere un despunte y el camino está en el terreno de la Seguridad Pública, que sigue siendo la principal deuda del gobierno de esta capital. Los ciudadanos demandan hechos, doctora, no espejismos compartidos con el centro.

Lo nuestro es la #política en la #CDMX; si en verdad te late la grilla chilanga en las redes, visita nuestra página: https://elinfluyente.mx

Continue Reading
Advertisement Article ad code

Los influyentes

Twitter

Facebook

Advertisement Post/page sidebar widget area

Recientes