Pablo Trejo
Hace algunas semanas, la secretaria de Energía, Rocío Nahle, anunció que en su dependencia se llevarían a cabo procesos de compra transparentes y abiertos, mediante la modalidad de “licitación por invitación a tres proveedores”, lo que evidentemente es una contradicción.
El concepto de licitación pública hace referencia a un procedimiento en el que cualquier vendedor que se registre, pueda concursar en igualdad de condiciones que sus competidores, y esa competencia generará, al menos en teoría, mejores condiciones de compra para las dependencias.
En contraparte, una “invitación restringida a tres proveedores”, es un proceso intermedio mediante el cual el comprador, invita de manera exclusiva a tres vendedores para que compitan entre sí. Luego entonces, anunciar un concurso abierto, pero cerrado a la vez, es incoherente.
Lo anterior sirve como preámbulo para realizar un breve análisis sobre el reciente fallo en la licitación de medicamentos, pomposamente llamado “Contratación Consolidada de Bienes Terapéuticos”, y que incluye medicamentos, materiales de curación, material radiológico y de laboratorio, suficientes para cubrir las necesidades del sector salud durante el segundo semestre del año.
A primera vista, la licitación bajo el código LA-012000991-E82-2019, resultó un ejercicio exitoso, ya que algunos precios máximos de referencia establecidos en la reciente licitación estuvieron 8 por ciento por debajo de la compra consolidada llevada a cabo en el mes de noviembre de 2018, o lo que es lo mismo, de 17 mil millones de pesos presupuestados, el fallo fue por 13.8 mil millones, un ahorro considerable.
Sin embargo, quedan muchos asuntos por resolver, como las 655 claves de medicamentos y las mil 268 claves de material de curación que no fueron adjudicados en la licitación, así como el procedimiento mediante el cual se distribuirán los medicamentos, ya que a diferencia de la vez pasada, será el gobierno federal quien se encargue del traslado de las medicinas, lo que puede derivar en complicaciones logísticas mayores, lo que al final puede resultar en un desastre, ya que no son pocos los que opinan que el gobierno no cuenta ni con el equipamiento ni con la especialización para llevar a cabo tal tarea.
Cuando una licitación no culmina satisfactoriamente, es decir, que por cualquier razón, nadie gana, se pueden hacer compras de manera directa. Desafortunadamente, por el tipo tan delicado de productos a comprar -muchos de ellos cuentan con patentes propiedad de los laboratorios- y por la urgencia de llevar a cabo esas compras por el riesgo de desabasto, lo que se ahorró en la licitación, puede terminar por desvanecerse con una adquisición directa.
Para la Secretaría de Hacienda, la bondad dse esta licitación radica en que se eliminaron intermediarios para obtener precios más bajos, y que el tema de la distribución es un asunto menor, ya que el servicio de logística y distribución tomarán un rumbo diferente.
Por ahora, estamos obligados a otrogar el beneficio de la duda, pero a la vez, tenemos el derecho de manifestar nuestras dudas razonables. Entendemos el espiritu de que el gobierno asuma un papel más activo, pero ¿será su papel construir aeropuertos y distribuir medicinas? ojalá que sí.
