Por Elena Chávez González
@88ElenaChavez
En los próximos días, las declinaciones de algunos candidatos al Gobierno de la CDMX serán una realidad, pero no para apoyar al abanderado del PRI, Mikel Arriola, quien hace desesperados llamados para sumar a su causa. Veremos cómo otros se decantan a favor de Alejandra Barrales, de la coalición Por la CDMX al Frente.
Mikel Arriola, quien sabe que sus intenciones no prosperarán, pretende llamar la atención mediática; se proclama como segundo en las preferencias, cree que repetir una mentira mil veces la convierte en realidad.
Pretensiosamente omite que, en la Ciudad de México, los votantes, los que toman las decisiones, no se ven a sí mismos reconciliados con el PRI; no con ese viejo PRI que gobernó al otrora Distrito Federal, ni con el que expulsaron en 1997, tampoco se sienten representados por el PRI de los Duarte, Javier y César. La realidad, Mikel lo sabe, se impone: en el centro de los poderes políticos de este país, la esgrima es entre mujeres; el resto son testimoniales.
Pese a la percepción de las encuestas que dan a Claudia Sheinbaum una aparente ventaja, éstas también son espejismos a los que la morenista persigue como el sediento en el desierto.
Igual que Mikel Arriola, la ex delegada de Tlalpan pretensiosamente se monta en la imagen de Andrés Manuel López Obrador, cree que la sola estampa del tabasqueño borrará hechos tan dolorosos como las víctimas del Colegio Rébsamen, las fallas del Metrobús y las sospechas en los segundos pisos que, como bien dijeron, nos llenaron de cemento.
Quizá Sheinbaum, como buena académica, debería escribir algunas planas en su libreta que digan algo así: Llenar plazas no es llenar urnas, llenar plazas no es llenar urnas. Y es que por sí misma, la ex delegada en Tlalpan no gana encuestas, no llena plazas, no gana elecciones, tiene que acompañarla López Obrador. Hay mucha petulancia y soberbia, y la soberbia obnubila.
En el ámbito territorial, mientras tanto, Alejandra Barrales, los y las candidatas a las alcaldías y al Congreso local, sus operadores y su ejército de brigadistas están lanzando la carne al asador, no descansan. Por eso, pronto veremos sorpresas. Veremos a los malquerientes de Claudia y del PRI sumarse al Frente.
Pero no todo es tragedia para los del PRI, a pesar de ellos mismos. Cuenta la leyenda urbana, más bien verdadera, que el peor enemigo de un priista es otro priista. Y es que habrá que reconocerle a Mikel que podría lograr algo que para otro candidato militante de hueso colorado habría sido imposible.
El asunto es que comenzó a reposicionar la marca, aunque los que toman decisiones desde el Comité Ejecutivo Estatal lo han abandonado, tiraron la toalla antes del primer campanazo.
Lo cierto para Mikel es que como dice el refrán: quizá en otra vida, pero no en esta elección, no es su tiempo… Hoy, por hoy, dos mujeres pueden medir fuerza, aunque una trae una herradura en el guante o un as bajo la manga que ya está haciendo temblar a la amorosa Claudia.
Para algunos pasó inadvertido un hecho, aunque revela pistas importantes. Se recordará que Alejandra Barrales estuvo en el Colegio Rébsamen el 10 de mayo; con ella estuvo Purificación Carpinteyro, mejor conocida como La Puri. El tema que las unió no es menor. Y qué decir de Mariana Boy, que a todas luces no va; o Lorena Osorno, independiente, a la que no vemos en campaña por más que trate de salir en la foto.
Bueno, pues sucede que ni Mariana ni Lorena tienen disputa contra Barrales, y dicen en algunos corrillos de la CDMX que los operadores de ambas han buscado a operadores de la frentista.
Tristemente para Mikel Arriola, el futuro no resulta prometedor, lo cual es lamentable porque parece un buen tipo, pero ser buen tipo no fue suficiente para que los del PRI lo arropasen.
A dónde irá el candidato no priista, el que como funcionario fue reconocido por propios y extraños. No lo sabemos. No es canto de sirenas, pero qué tal un “Barrales, Mikel, tú, no sé, piénsalo”.
